Valentín La Iglesia, después del Concilio Vaticano II, decidió excluir de la lista al patrono de los enamorados; los católicos no tienen qué festejar San Valentín no fue ni santo ni católico. Mejor dicho, sí fue, pero ya no es. Oiga ¿cómo dice? Bueno, después del Concilio Vaticano II, se comprobó que supuestamente mucha gente veneraba el recuerdo de santos cuya existencia no estaba debidamente comprobada. Entre ellos figuraban Santa Bárbara, Santa Verónica, San Cristóbal, Santa Úrsula, el popularísimo San Jorge y San Valentín, el de los bombones, los regalitos y el amor. Pero hubo más, fueron 33 los “desantificados”, por llamarlos de alguna manera o “tumbados de los altares”. La mayoría eran muy populares en la Iglesia Oriental, y casi todos nacidos en lo que hoy es Turquía. ¿Qué dijo la Iglesia en ese momento? Bueno, su existencia no estaba debidamente comprobada, lo mismo que su santidad, había más de una biografía, digamos oficial, para muchos de ellos y algunas eran difusas o direc
Cuaderno de notas de Santiago del Estero