Un veneno fatal Los paisanos no toman vino con sandía ni comen lechón con cerveza, quien lo haga morirá envenenado como sucedió a varios En el pago saben que el vino con sandía es mortal para el cristiano, lo mismo que el lechón con cerveza. Para las fiestas de fin de año se comprueba esa gran verdad en carne propia, no solamente merma un poco la venta de cerveza, porque quién más, quién menos, todos tienen un lechoncito cebado para comer sino porque vuelta a vuelta alguno se descuida, hace el desarreglo fatal y finalmente se muere. Así le pasó al finado Antonio Palma, que le decían Bandeja de Mozo, porque solo servía para el vaso. Un día lo hallaron muerto en su casa, en la mesa estaba la cáscara de una sandía que había comido entera y una botella de Toro hasta la mitad. Lo mismo pasó con otros, aunque no crea. Un año vino Jorgito, el sobrino de doña Atanasia, que siempre había vivido en la ciudad, a decir que eran macanas, cómo íbamos a andar creyendo en puras tonteras. Esa siesta, e
Cuaderno de notas de Santiago del Estero