Imagen de ilustración Se cuenta lo que le sucedió a una chica que se volvió alegre, por nombrarla suavemente, todo enancado con otras historias (algo) truculentas y bien chismosas Lo que se va a contar a continuación sucedió en lo más profundo de la selva, antes de la llegada de los españoles. La historia fue narrada en un asado en la pensión La Pulga Loca, por un vendedor que decía ser de Curuzú Cuatiá, Corrientes, vendedor de libros de texto en las escuelas, allá por fines de la década del 80, principios de la del 90. Venía una vez al mes y a veces se quedaba hasta tarde jugando al truco o conversando, en el comedor, mesa de hule, sagitaria en frasco de vidrio, San Cayetano pegado en la pared, bajo la galería de aquella casa de la Catamarca 365 que muchos bien recuerdan. El día que se enteró de que la hija menor era la más atorranta del pueblo, el tipo se volvió loco. Un amigo, de esos que nunca faltan, le avisó que hombre que veía, hombre que tumbaba. No respetaba marca, señal, pela
Cuaderno de notas de Santiago del Estero