Foto de ilustración Un pedido para esquivar el destino más cruel: ser caballo de alquiler, atado a la voluntad del primer turista que se cruce Si existiera la reencarnación, Diosito querido, de todos los animales en que podría revivir, no permitas que sea en un caballo de los que alquilan en las villas turísticas. Me animaría a ser lechón condenado a la parrilla antes de llegar a los diez kilos, araña rastrojera, piojo o liendre roñosa, tigre de Bengala o —tal vez— mosquito al que una gorda aplaudirá contra el brazo mientras toma mate con el marido, sentada en la reposera de la puerta. Hacé que me convierta, en otra vida, en mamut extinto de la llanura siberiana, en foca que una marea de petróleo deje sin aire mar adentro, en mosca que va de cadáver en cadáver buscando la mugre que es y ha sido en el mundo, en lagartija asustadiza de la siesta santiagueña, en vicuña que cazan a la usanza vieja con hilo punzó, como dice la poesía de Coquena. Podría ser halcón peregrino, hormiga negra, r...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero