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Mostrando las entradas etiquetadas como Yapa

PROPINAS Hablando de injusticias

Mozo simpático Se responsabiliza a los clientes de bares y confiterías de una situación en la que no tienen nada que ver, haciéndolos cargar con una injusticia que no generaron ¿Usted le entrega una propina al chango que trabaja en la verdulería, a quien le pagan dos pesos con cincuenta por día y el dueño lo trata como el culo?, ¿le da una propina a la empleada de la tienda que la atendió de diez, interpretó lo que quería comprar y al final le vendió un pantalón cómodo y a la moda?, ¿entrega una propina al amable colectivero, que siempre le da los buenos días y maneja el vehículo con mucho cuidado y suavidad?, ¿le da propina al kiosquero que, cada vez que llega, le entrega callado el atado de cigarrillos Marlboro que sabe que es la marca que fuma? Respuesta: no. ¿Por qué? Porque no corresponde. Ahá. Oiga, ¿entonces por qué es obligación pagar una propina a los mozos de bares y confiterías?, ¿no ganan bien?, que se quejen al gremio, o le pidan aumento de sueldo al dueño del bar. Pero no

GASTRONOMÍA Nos quieren joder la vida

Meta nomás, si es su gusto Los veganos no quieren perder su fiesta del odio y exigirán que además de carne, tampoco consumamos queso, leche, huevos Primero vinieron a defender a los hipertensos y toda la comida se elaboró sin sal, porque pobrecitos, se pueden molestar. Ya que estaban, los diabéticos también exigieron piedad y para no tentarlos —ya sabemos lo tentados que son los diabéticos— expulsamos el azúcar de los alimentos. Los celíacos no pueden comer harina de trigo, avena, cebada y centeno, lo lamento amigos, pero empezaron a reclamar que nadie coma harinas porque hacen mal a la salud y peor si son refinadas. Ahora vienen también por los consumidores de pan, tallarines, tortas, tartas. Si les hacemos caso, pronto nos darán el relleno de las empanadas y los ravioles y el queso de la pizza en la mano. Olvídate de los bizcochitos del mate. Esperan su turno los vegetarianos para eliminar la malsana práctica de comer animales o, como dice el tilingaje que mueve a esos fanáticos: “Me