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Mostrando las entradas etiquetadas como Truco

FIDELIDAD Ella siempre vuelve

No te va a dejar jamás Un afecto desafía los años y los desencuentros, y su presencia silenciosa acompaña a quienes la aguardan Cuando quedamos solos con la madrugada, al tiempo que desaparece revela sus secretos: la sombra que esconde un monstruo en el tanque de agua del techo del vecino, los muebles de la sala de casa, que vuelven a su forma original, la cocina, el calefón y la ventana que da al patiecito en que mi mujer cuelga la ropa, el lapacho de la puerta que deja de mecerse al compás del viento y el foco de luz de media cuadra, como yendo hacia allá. Todo vuelve a un lugar más trillado. De jóvenes fuimos novios, pasaba la noche en vela esperándola y cuántas veces me agarró en lugares lejanos, en extraños vecindarios, en situaciones de las que ya no guardo ni recuerdos, engañándola con amores que llegaron, estuvieron y pasaron. Sólo nuestro afecto dura hasta hoy, cuando viejo, cansado y de vuelta de aquellos fuegos lampiños, algunas noches salto de la cama a esperarla, sentado b...

CUENTO La otra ciudad

La Belgrano a la tarde. Foto. Google. Retocada “Algunos juraban que había conocido a los protagonistas de la historia misma: que había jugado al truco con José de San Martín…” En el café de la esquina, que ya no era esquina porque la Belgrano lo había desbordado, Sofanor mezclaba las cartas como un sacerdote preparando el rito. Los otros parroquianos lo observaban con la misma atención que se reserva a los profetas o a los locos, aunque en el barrio solían confundirse con frecuencia y nadie sabía si era profeta, loco o los dos al mismo tiempo. El hombre tenía una habilidad especial para los relatos. Algunos juraban que había conocido a los protagonistas de la historia misma: que había jugado al truco con José de San Martín, discutido de política con Juan Manuel de Rosas y brindado con una copa de oporto con el mismísimo Jorge Luis Borges. Otros, más escépticos, decían que era un embaucador talentoso, un “mitómano con encanto”, decían. —Les voy a contar de la noche que refundé Santiago ...

LEYENDA Esquinero sin historia

Cargando el camión con postes “Después, un viaje en camión rumbo al sur y finalmente fui plantado en medio de esta pampa bárbara, en la esquina de un campo cualquiera, para marcar la última frontera de las vacas” Todos tienen su leyenda, la pequeña hormiga, el chancho del monte, el uturungu, el yuto, el hualo, yo también exijo la mía: soy el fuerte poste esquinero, el que aguanta dos tiradas de alambre, una de cada lado, con cinco hilos pechando al mismo tiempo. Mi trabajo está hecho solamente de paciencia y fuerza bruta. Plantado en el campo bárbaro, con cerca de la mitad de mi cuerpo en la tierra, espero sin ganas, pero con fuerza, un futuro que nunca va a llegar. Fui un quebracho creciendo fuerte, llegué a ser el techo del bosque, florecí a destiempo, para proteger a las demás plantas en su crecimiento natural. Desde mi alta copa vi crecer el resto de un mar verde que se extendía hasta más allá de lo que daba el ojo, oleaje que se agitaba con el viento o temeroso madero mirando nace...