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Mostrando las entradas etiquetadas como Tata

JUARISMO El dolor de ya no ser

Carlos Gardel, Cuesta Abajo Estaría siendo hora de contar a las generaciones venideras, por qué gustaba tanto un régimen que terminó cayéndose de puro ridículo Alguna vez se debería hablar del miedo que sentían los santiagueños cuando eran gobernados por Carlos Arturo Juárez, “el Tata”, a quien decían adorar y al que votaron cinco veces, cada vez con más ganas y que, cuando por última vez la eligieron a ella en una votación que batió récord, porque alcanzó algo más del 60 por ciento de las voluntades de los santiagueños, se sintieron plenos, henchidos de satisfacción y felicidad, viva, viva. Se debería contar que más miedo sentían los juaristas que quienes no lo eran. Algunos no querían sentarse en un bar a tomar un café con un amigo, solamente porque el amigo estaba catalogado como contrera, de la contra, radical, socialista o simplemente “un tipo peligroso que no piensa como el resto”. Alguien debería escribir sobre la rapidez de familias enteras —padre, madre, hijos, yernos, nueras,...

GUITARRA La última vez

Ilustración A veces hay razones que son inexplicables, otras ocasiones, como la que se narra abajo, son fáciles de contar Fue la última vez que el tata tocó la guitarra. Vivíamos al fondo de una casa en ruinas que nos prestaban unos amigos. Una tarde peló el instrumento, sacó sus músicas y se puso a ensayar. Dijo que esa vez empezaría de a poco. Porque el primer día siempre parece que tiene las falanges blanditas, pero después se ponen como un garrote. Y hay que volver a ablandarlas de a poco. A fuerza de tocar se van poniendo en forma. Durante varios días estuvo así, tocaba unas escalas y después piezas fáciles, hasta que agarró envión. También aproveché que no tenía nada que hacer por las tardes, así que leí todo lo que caía cerca, novelas, ensayos, cuentos. Fue un tiempo en que leí todo lo que había para leer en varios kilómetros a la redonda, suponía. Tenía un trabajito en la Municipalidad que me dejaba toda la tarde libre. Más los fines de semana. De joven, en Tucumán, el tata hab...