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CUARENTENA Instintos asesinos

Insinuante
Crónicas  del Aislamiento IV

Por supuesto que sé que meten bulla, son molestitos, siempre hay uno que quiere que lo atiendas, cuando no están gritando al mismo tiempo, ¡qué ganas de matarlos! En tiempos de aislamiento se han potenciado, son los mismos hijos, pero elevados al cubo de hinchapelotas.
La patrona dice que no me acostumbro porque vivo en la calle y que ahora, que estoy todo el día en casa, recién me doy cuenta del trabajo que dan. Le digo que antes se cansaban parejos, a la mañana iban a la escuela, a la tarde jugaban y de noche caían rendidos, en cambio ahora andan con mucha pila a toda hora. Tienen una energía contenida que no descargan con los jueguitos que se inventan en la casa. Piden cancha.
Algunas madrugadas la codeo despacito a la patrona hasta que se despierta, vamos al baño para tener nuestro momento de amor, cariño, mimos. Escondidos como amantes también tiene su gracia, pero no este el caso, justamente porque no somos amantes, hace mucho que dejó de ser lo nuestro. Es medio triste el asunto, qué quiere que le diga.
Para peor, muchas veces tocan la puerta: “¡Quiero orinar!”.
Lo dicho, ganas de matarlos.
Gustavo, de Salta. “No se allá, pero aquí hacen unas ganas que ¡pfff!”
©Juan Manuel Aragón

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