Antiguo crucifijo familiar Un pedacito de madera desafió el tiempo e hizo pedazos la memoria de quienes alguna vez posiblemente la observaron ¿Ha visto alguna vez los pedacitos de uña que uno se corta? Tan diminutos, como la cuarta parte de un grano de arroz, que parecía casi inexistente, y sin embargo allí estaba aquel fragmento, encerrado en un relicario dorado primoroso. Apenas se distinguía, cubierto por un vidrio que funcionaba como lupa, amplificando su minúscula presencia para contemplarlo con detalle. La abuela lo sacó del fondo del ropero, donde guardaba sus mayores tesoros, y ese 14 de septiembre lo mostró a los nietos, que lo miraron pasmados de asombro. El más curioso preguntó de qué árbol sería esa pequeñísima astilla de madera, y la abuela, con voz serena, comenzó a relatar su historia. Dijo que había nacido de una semilla traída del Paraíso directamente por Set, uno de los hijos de Adán. Luego había pasado por manos de reyes y profetas; plantado cerca de Jerusalén, cuand...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero