Ilustración Un fenomenal cambio está llegando a estas playas en la forma en que muchos ven el mundo y la realidad que los rodea Ha llegado a estas playas, más rápido que inmediatamente, el cambio más brutal en las comunicaciones desde que el periodismo se inventó como oficio rentado. Los diarios del siglo pasado decían buscar la verdad, y aunque muchas veces le pifiaran, al menos era esa la intención: contar lo que pasaba en la realidad. Internet, en cambio, dio una vuelta de tuerca feroz. La noticia ya no la ordena nadie: la elige el propio usuario. Y si un perrito perdido junta miles de lecturas mientras un anuncio ministerial queda colgado en la nube con media docena de curiosos, así será. Ni siquiera importa la noticia: importa el costado morboso. Cuanto más confirme los prejuicios del lector, más vale. El guiño de un diputado, el escote de una funcionaria o la corbata mal atada de un artista quizás pesan mil veces más que aquello por lo que, en teoría, eran noticia. La verdad, en ...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero