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CUARENTENA Tres botines

Maniática

Crónicas del aislamiento II


Se ha vuelto una maniática de la limpieza, pero no es lo que me asusta, sino otra cosa. Estaba chiflada antes de esto, ahora anda hecha una furia. Todo el día con el trapo en la mano, dale y dale. ¡Pará!, ¡pará un poco, loca!, le digo. Me mira con cara rara y sigue. Me persigue. Voy al living a ver tele y a los cinco minutos está haciendo ruido, pidiéndome que levante los pies para pasar el trapo, me recuesto en la cama con el diario y quiere tenderla, voy al patio a tomar mate quiere regarlo.
Para peor no me puedo acercar a la Número Dos. ¿Con qué excusa voy a llegar?, además ¿para qué, si está todo el día con el marido?, ¿qué le voy a decir?, ¿qué le digo a la policía si me para en la calle?
Al principio nos escribíamos a cada rato, hacíamos planes. Hasta que nos dimos cuenta de que todo contacto iba a ser imposible, al menos por un tiempo. Dejamos de mensajearnos de a poco. Como que se olvidó. Hay días que no me manda ni una línea. La tengo agendada como “Distribuidor de Golosinas”.
Hace un rato hablaba con la madre. Sin querer sentí algo. Alcancé a oir: “La tiene agendada como distribuidor de no sé qué, anda desesperado, pero no le saco el caballo de encima, en cuanto se descuide le voy a hacer entender cuántos pares son tres botines”.
Ahora corta la carne con el cuchillo carnicero que tan bien maneja. Viene por el pasillo. Trata de no hace ruido. Me hago el tonto.
Estoy asustado, ¿calavera no chilla?
El Ñato M. Dueño de un Maxiquiosco.
©Juan Manuel Aragón

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