Ir al contenido principal

VEGETALES Palo azul

Palo azul

Planta en peligro de extinción, suele usársela por sus efectos antiinflamatorios y otros

Conocida en otros países por el nombre de campeche, el palo azul es un arbusto que crece muy bien en el chaco santiagueño, resiste bien las sequías.
Esta planta es casi rastrera, pues llega a crecer hasta casi medio metro de alto, sus hojas son pequeñas y sus ramas espinosas, crece bien en suelos poco fértiles y con mucha salinidad.
Actualmente es considerada como una planta vulnerable, y si no es protegida puede ingresar al lugar de aquellas que están en peligro de extinción.
Esta planta medicinal es muy apreciada por sus propiedades terapéuticas, pues da excelentes resultados para eliminar el ácido úrico, también es antiinflamatorio y combate los dolores articulares, reuma, artritis, artrosis, lumbago, ciático y gota.
Para lograr mejores resultados, su tratamiento debe ser prolongado y continuo, pues los efectos terapéuticos comienzan a notarse después de 5 o 6 semanas de tratamiento.
Ramírez de Velasco®

Comentarios

  1. En el campo santiagueño lo consumen cuando hay problemas renales . El hombre del campo en muchas ocasiones son pelotudos y quizás lo toman por hambre.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

2011 AGENDA PROVINCIAL Ibarra

Horacio Víctor Ibarra Jaramillo El 18 de septiembre del 2011 muere Horacio Ibarra Jaramillo, médico, hombre público, funcionario, luchador contra el alcoholismo y descrito como un hombre de bien El 18 de septiembre del 2011 murió Horacio Víctor Ibarra Jaramillo. Fue médico cirujano, hombre público, funcionario, luchador contra el flagelo del alcoholismo y es descrito por quienes lo conocieron como un hombre de bien. Nació el 29 de agosto de 1930 y se graduó de médico en la facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Córdoba el 2 de abril de 1957. Luego de seis años de estudio, en 1974 aprobó el curso de inglés básico para profesionales. Comenzó su actividad profesional como practicante agregado en el hospital San Roque de Córdoba en 1953. Luego fue médico interino del hospital Independencia de Santiago del Estero en 1958 y médico de sala del servicio de Clínica Médica de ese hospital y Jefe de Clínica del mismo servicio. Además, fue médico de la sala de primeros auxilios de Nuev

REAL El santiagueño avaro

El avaro santiagueño (imagen de archivo) “Se sentaba en las confiterías, comía lo que quedaba en la mesa y cuando el mozo le preguntaba qué se iba a servir, se excusaba porque ya había consumido…” Muchos recuerdan en Santiago a aquel abogado conocido, picapleitos de varios bancos a la redonda, maletín en la mano izquierda, saliendo temprano de su casa a procurar sus juicios. A cada banco llegaba puntual, a la hora del refrigerio que esas instituciones suelen ofrecer a sus empleados, tomaba el sánguche y la gaseosa que le correspondía y al día siguiente, cuando llevaba a los chicos a la escuela, les repartía lo que le habían dado. Cuentan también que se sentaba en las confiterías, comía lo que quedaba en la mesa y, algunas ocasiones cuando el mozo le preguntaba qué se iba a servir, se excusaba porque ya había consumido, no daba ni las gracias y, más tranquilo que paloma en cable, se mandaba a mudar. De sus hijos contaban que las zapatillas que a los pobres les duraban —pongalé— seis mes

SANTIAGO DEL ESTERO San Francisco Solano

San Francisco Solano frente a la Celda Capilla Cómo fue la llegada del santo español a Santiago del Estero y los hechos maravillosos que se produjeron por su intercesión El padre Francisco Solano se puso en marcha hacia Santiago del Estero. Pero, antes, le preguntó a nuestro conocido testigo, Pedro de Vildósola, a la sazón un joven de menos de 20 años, pero ya con ganas de trotamundos, si quería acompañarlo. El joven aceptó la invitación y, pensando en su formidable apetito, se preocupó de las provisiones. Pero el Padre desatendió sus afanes, diciendo que “no era necesario y que Dios proveería”. Después de dos o tres buenas jornadas de camino y de 16 leguas de recorrido, llegaron al río Hondo -a poca distancia de la actual “Termas de Río Hondo”- que iba muy caudaloso, y no pudieron pasar. “El acompañante se afligió mucho, tanto por no traer provisiones como porque el paraje estaba infestado por una insoportable plaga de mosquitos, tanto que, para que las cabalgaduras no se escaparan, h