Ir al contenido principal

INVENTOS Llega la carne artificial

¿Parrillada del futuro?

"La cultura del plástico permitió los viajes a la Luna, Marte y más allá también, el desarrollo de las vacunas, el nacimiento del bienestar para muchos"

La noticia es vieja, ya hay carne artificial, o cultivada, en la Argentina. La, división de Bioingeniería de Laboratorios Craveri comenzó a hacerla en una sección que se llama “Bio Ingeniería en la Fabricación de Elaborados”, cuya sigla es “BIFE”, qué gente pícara, che. En el 2019 era la primera compañía argentina que se estaba desarrollando para obtener carne animal a partir del uso de técnicas de cultivo en el laboratorio.
Muy bien por ellos. Quienes estamos dispuestos a probar toda clase de alimentos, no vemos la hora de que este llegue a las góndolas de los supermercados para degustarlos y quizás, quién le dice, enamorarnos de su sabor. ¿Será posible comerla al horno?, ¿qué tal quedarán las milanesas?, ¿a la parrilla se podrá?, ¿y si la hacemos hervida como el puchero?, ¿será rica la morcilla? Son preguntas que muy pronto podrían tener respuesta.
Pero, bien podría suceder algo parecido a lo que pasó cuando salió la leche de soja, en cómodas cajitas de tetrabrick. Era muy rica, algo cremosa, no mucho, sino lo justo, con un levísimo aroma a vainilla que disimulaba el gusto patalco del poroto, una exquisitez por donde la mire. Muchos, entre los que me cuento, la adoptaron inmediatamente a su dieta diaria, los licuados de banana eran muy ricos, lo mismo con café.
Un día dejó de salir, es decir, siguió saliendo, pero venía con chocolate, con gusto a naranja, con limón. Ante la pregunta de por qué no seguía saliendo la “tradicional”, digamos, la explicación fue que se vendía poco. La consulta a expertos en mercadeo, dio como resultado lo siguiente, dos puntos: a la gente no le gustan los sabores puros, prefiere las mezclas, cuanto más complicadas mejor. Por eso los helados ya no vienen de tres o cuatro gustos sino de cuatro o cinco mil, las yerbas son mezclas de yuyos cada vez más salvajes, hay un dentífrico para cada clase de dientes, de los champús ni hablemos y así con casi todo.
Es posible que a los pocos días de salir a la venta en forma masiva la carne artificial, estará en el mercado otra que tendrá sabor naranja, lima—limón, frutilla o vainilla con dulce de leche, así cumple la doble función de ser almuerzo y postre. El mercado no la bancará como un producto que evoque a la vaca de las composiciones de la infancia o al bife a la criolla que hacían las madres, pedirá sabores estrafalarios, dejos extravagantes, aromas grotescos.
Con el yogur sucede algo parecido, en las góndolas de los supermercados hallará de todos los sabores, frutilla, vainilla, banana, durazno, multifrutales, griego, pero es muy difícil hallar yogur con gusto a yogur. Incluso los dependientes se le ríen en la perra cara cuando pregunta dónde está el que tiene gusto a yogur nomás. Si el negocio es grande, por ahí, escondido en una góndola hallará un vasito, pero si es chico deberá encargarlo con anticipación, porque casi nunca tienen.
En una de esas es la cultura del plástico —que ha copado casi todos los lugares que antes eran de la madera, el cuero, el fierro, el barro cocido— lo que le cambió la vida a la gente. Hubo un tiempo en que nadie se imaginaba otro material para los muebles que la madera, otras riendas para los fletes que las de cuero, otros cuadros para bicicleta que los de fierro, otra hechura de las macetas que en barro cocido.
La cultura del plástico permitió los viajes a la Luna, Marte y más allá también, el desarrollo de las vacunas, el nacimiento del bienestar para muchos, pero también ensució cada metro cuadrado de la Argentina con una bolsita meciéndose al viento, aún en el bosque más profundo, en la montaña más alta, en el mar más proceloso. Es esa misma cultura que, por retorcidos caminos mentales se hace presente en la elaboración de bienes y cuando encuentra un producto bueno, útil y generoso en sí mismo, siempre termina desviándolo para ponerle lucecitas o colores raros, abalorios de la sociedad de consumo.
Si llega la carne artificial y es más rica, barata y nutritiva que la producida por las vacas, es de esperar que el invento no se desvíe de su camino obligando a la gente a gastar más para comprar la que vendrá de color azul, solamente porque le dijeron que es la que le gusta o le tiene que gustar. Ojalá no se diluya en un mar de cremitas dulces como los yogures de gustos diversos, que son cualquier cosa menos yogur o, ya que estamos, las gomas de los autos, que están fabricadas quién sabe con qué, pero goma es lo único que no tienen o los toros mecánicos que se doman en los parques de diversiones o cualquier otra forma de esparcimiento falsificado propuesto por la merca y el alcohol.
¿Fabricarán riñoncitos rodeados de grasa para tirar a la parrilla?, ¿mondongo y puchero para el locro?, ¿costillitas para el guiso?, ¿cómo será el peceto artificial para el vitel toné de Navidad?, ¿se pedirá pata y mano para hacer queso de pata?, ¿carne de lechón también habrá?, ¿y de esa golosina llamada cabrito? Apuren con el invento, ¿no ven que hay hambre y está puesta la mesa?
Para mí vuelta y vuelta, jugosa en el medio, vaca balando que le dicen.
Usté no sé.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Soy un ferviente defensor del libre mercado, que fue el que le ha permitido al occidente alcanzar el nivel de desarrollo y progreso que hoy disfrutamos los que vivimos de este lado del mundo (aunque aquí en La Argentina nos levantemos todos los días pensando en nuevas formas de arruinarlo). La "carne" de soja, que nunca pasó de ser una pasta de cartón con un montón de saborizantes para hacerla comible, sólo dió para unas lamentables milanesas y albóndigas de escaso atractivo, aunque estas últimas pueden tener incluso comida del gato y nadie se da cuenta....tal como las verdaderas. En el caso de la soja, para hacerla vendible a la ama de casa le llamaron "leche" a lo que en realidad es "jugo de soja", y le llamaron leche porque el solo pensar en jugo de soja a uno le dan arcadas. Esa es la maravilla del libre mercado, que le da al Cesar lo que es del Cesar y entierra lo que no sirve o convence.
    Si aparece la carne artificial, aun si viene con gusto a mandarína y mango, o tuti- fruti, será el consumidor el que decida. Seguramente habrán quienes se traguen el sapo (sintético) y se sientan virtuosos de estar "protegiendo el ambiente para las generaciones futuras", pero esa especie siempre está para clavarse felizmente con esas novedades.
    Por mi parte, creo que ya tengo mi decisión tomada. Seguiré consumiendo carne de vaca, cerdo, cabrito, pollo y todo otro bicho que vaya a parar al asador....pero eso sí......siempre que sean todos de ganado vegano, de esa manera estaré protegiendo el ambiente yo también, solo que a través de un intermediario.

    ResponderEliminar
  2. Y porque no hacemos como los chinos? Habiendo tanto perro y gato suelto...! Se los puede vender más baratos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares (últimos siete días)

EFEMÉRIDES SANTIAGUEÑAS Del 8 de julio

¿Mengele o Ascher? En 1985, el juez del crimen de La Banda empieza un expediente para dilucidar si un criminal nazi había vivido en esa ciudad El 8 de julio de 1985, el juez del crimen de La Banda Andrés Francisco Miotti inicia una investigación para saber si Gualterio o Walter Ascher era el criminal de guerra nazi José Mengele. Unos días antes, el diario El Liberal había publicado una sensacional historia, casi una confirmación de la leyenda urbana que sostenía que un criminal de guerra nazi, había vivido en La Banda con un nombre supuesto. Walter o Gualterio Ascher había vivido en La Banda entre fines de la década del 40 y principios del 50 y se sospechaba que podría haber sido un nazi prófugo de los tribunales de Núremberg. Para iniciar su investigación, el fotoperiodista Jesús del Carmen Martínez, conocido como “Chito”, amplió una fotografía de Mengele, tomada de un libro sobre la II Guerra Mundial y la mostró a quienes decían haber conocido a Ascher. Les preguntaba si sabían ...

FÁBULA Don León y el señor Corzuela (con vídeo de Jorge Llugdar)

Corzuela (captura de vídeo) Pasaron de ser íntimos amigos a enemigos, sólo porque el más poderoso se enojó en una fiesta: desde entonces uno es almuerzo del otro Aunque usté no crea, amigo, hubo un tiempo en que el león y la corzuela eran amigos. Se visitaban, mandaban a los hijos al mismo colegio, iban al mismo club, las mujeres salían de compras juntas e iban al mismo peluquero. Y sí, era raro, ¿no?, porque ya en ese tiempo se sabía que no había mejor almuerzo para un león que una buena corzuela. Pero, mire lo que son las cosas, en esa época era como que él no se daba cuenta de que ella podía ser comida para él y sus hijos. La corzuela entonces no era un animalito delicado como ahora, no andaba de salto en salto ni era movediza y rápida. Nada que ver: era un animal confianzudo, amistoso, sociable. Se daba con todos, conversaba con los demás padres en las reuniones de la escuela, iba a misa y se sentaba adelante, muy compuesta, con sus hijos y con el señor corzuela. Y nunca se aprovec...

FURIA Marcianos del micrófono y la banca

Comedor del Hotel de Inmigrantes, Buenos Aires, 1910 Creen saber lo que piensa el pueblo sólo porque lo nombran una y otra vez desde su atril, lejos del barro en que vive el resto Desde las olímpicas alturas de un micrófono hablan de “la gente”, como si fueran seres superiores, extraterrestres tal vez, reyes o princesas de sangre azul. Cualquier cosa que les pregunten, salen con que “la gente de aquí”, “la gente de allá”, “la gente esto”, “la gente estotro”. ¿Quiénes se creen para arrogarse la calidad de intérpretes de “la gente”? Periodistas y políticos, unos y otros, al parecer suponen que tienen una condición distinta, un estado tan sumo que, uf, quién osará tocarles el culo con una caña tacuara, si ni siquiera les alcanza. Usted, que está leyendo esto, es “la gente”. Su vecino es “la gente”. La señora de la otra cuadra es “la gente”. Y así podría nombrarse a todos y cada uno de los que forman parte de esa casta inferior a ellos, supuestamente abyecta y vil, hasta dar la vuelta al m...

CONTEXTO La inteligencia del mal negada por comodidad

Hitler hace el saludo romano Presentar a Hitler como enfermo es una fácil excusa que impide comprender cómo una visión organizada del mundo movió a millones hacia un proyecto criminal De vez en cuando aparecen noticias, cada una más estrafalaria que la anterior, que intentan explicar los horrores cometidos por Adolfo Hitler mediante alguna enfermedad, una supuesta adicción a drogas o un trastorno psicológico o psiquiátrico. Sus autores suelen presentarse como bien intencionados: buscan razones biológicas o mentales para comprender el origen del mal. Sin embargo, esas razones funcionan, en cierta forma, como un mecanismo involuntario o voluntario quizás, de exculpación. Si hubiese actuado bajo el dominio de una enfermedad que alteraba su discernimiento, los crímenes quedarían desplazados hacia la patología y ya no hacia la voluntad que los decidió y la convicción que los sostuvo. En el fondo, ese gesto recuerda otros, cotidianos y comprensibles. Ocurre con algunas madres cuando descubre...

1927 ALMANAQUE MUNDIAL Bernardini

Micheline Bernardini El 1 de diciembre de 1927 nace Micheline Bernardini, estríper, desnudista, primera mujer que se anima a lucir una bikini en público El 1 de diciembre de 1927 nació Micheline Bernardini en Colmar, departamento de Haut-Rhin, Francia. Fue una estriper, desnudista, de origen italiano, famosa por haber sido la primera mujer que se animó a lucir una bikini en público. Su familia emigró de Italia a Francia en una época en la que los movimientos migratorios entre ambos países eran comunes, especialmente en regiones fronterizas como Alsacia. Desde joven, mostró un carácter audaz y poco convencional, lo que la llevó a trabajar como bailarina exótica en el célebre Casino de París, prestigioso cabaret del número 16 de la Rue de Clichy, en París. Este lugar, fundado en 1890, era conocido por sus espectáculos de variedades y su ambiente atrevido, en el que actuaban artistas que desafiaban las normas sociales de la época con sus actuaciones cargadas de sensualidad y glamour. En 1...