Ir al contenido principal

LEYENDA El espejo encantado

Imagen a modo de ilustración

“Pero lo que nadie sabía es que el espejo tenía un precio muy alto. Cada vez que alguien lo utilizaba para ocultar su verdadero yo, el espejo se debilitaba…”


A continuación, va una leyenda santiagueña que alguien me mandó por correo electrónico, sin dejarme su nombre. Me gustó mucho y espero que los lectores también la aprecien y la valoren y, a vuelta de correo, me dejen un comentario ya sea elogioso o de desaprobación. Su título es “La leyenda del espejo encantado”, y es la que sigue.
“Cuentan los habitantes de Santiago del Estero que hace muchos años, en un pequeño pueblo, existía un espejo mágico y encantado. Se decía que aquel que se mirara en él, vería reflejado su verdadero yo, sin máscaras ni disfraces.
“La leyenda decía que este espejo había sido creado por un mago muy poderoso que quería que las personas se vieran tal y como eran en su interior, sin engaños ni mentiras. El mago había encantado el espejo con un hechizo que lo hacía imposible de romper o destruir.
“Un día, llegó al pueblo un joven llamado Antonio, quien se enamoró perdidamente de la hija del alcalde. Pero ella, al ser de una familia adinerada, no le correspondía. Antonio estaba triste y desesperado, hasta que escuchó hablar del espejo encantado.
“Decidió buscarlo y, finalmente, lo encontró escondido en un rincón oscuro de una vieja casona abandonada. Se miró en él y vio reflejado su verdadero yo: un hombre valiente y decidido, dispuesto a luchar por su amor.
“Antonio decidió entonces utilizar el poder del espejo para conquistar a la hija del alcalde. Se presentó ante ella tal y como era, sin máscaras ni engaños. La muchacha se sorprendió por la sinceridad y el valor de Antonio, y poco a poco se fue enamorando de él.
“Pero lo que nadie sabía es que el espejo tenía un precio muy alto. Cada vez que alguien lo utilizaba para ocultar su verdadero yo, el espejo se debilitaba un poco más. Y Antonio no era la excepción. Cada vez que se miraba en el espejo, su reflejo se veía más débil y desvanecido.
“Un día, cuando Antonio estaba en la cima de la felicidad junto a su amada, el espejo encantado se rompió en mil pedazos. Nadie sabe lo que pasó después, pero se dice que Antonio desapareció misteriosamente esa misma noche, dejando tras de sí sólo el recuerdo de un amor verdadero y una promesa cumplida.
“Desde entonces, se dice que el espejo encantado nunca fue visto de nuevo en el pueblo, y que aquellos que lo buscaron nunca lo encontraron. Pero la leyenda sigue viva en la memoria de los santiagueños, quienes aún hablan del espejo encantado y su poder para mostrar la verdadera esencia de las personas. Algunos dicen que Antonio fue castigado por haber intentado ocultar su verdadero yo y que su alma quedó atrapada en el espejo roto para siempre.
“Otros, en cambio, creen que Antonio logró encontrar la felicidad junto a su amada, pero que debió partir a otro lugar para protegerla de la maldición del espejo. Y otros más piensan que el espejo encantado sigue oculto en algún lugar del pueblo, esperando a que alguien lo encuentre y pague el precio de mirarse en él.
“Lo cierto es que nadie sabe con certeza lo que pasó con Antonio y el espejo encantado. Pero lo que sí es seguro es que la leyenda sigue inspirando historias y creencias en Santiago del Estero, y que la búsqueda de la verdad interior sigue siendo una aventura fascinante y misteriosa para aquellos que se atreven a enfrentarla.”
©Juan Manuel Aragón
(Por la transcripción)

Comentarios

Entradas populares de este blog

HISTORIA La Casa de los Taboada

La Casa de los Taboada, recordada en El Liberal del cincuentenario Por qué pasó de manos de una familia de Santiago al gobierno de la provincia y los avatares que sucedieron en la vieja propiedad Los viejos santiagueños recuerdan que a principios de 1974 se inundó Santiago. El gobernador Carlos Arturo Juárez bautizó aquellas tormentas como “Meteoro”, nombre con el que todavía hoy algunos las recuerdan. Entre los destrozos que causó el agua, volteó una pared del inmueble de la calle Buenos Aires, que ya se conocía como “Casa de los Taboada”. Y una mujer que había trabajado toda la vida de señora culta, corrió a avisarle a Juárez que se estaba viniendo abajo el solar histórico que fuera de la familia más famosa en la provincia durante el siglo XIX. No era nada que no pudiera arreglarse, aunque ya era una casa vieja. Venía del tiempo de los Taboada, sí, pero había tenido algunas modernizaciones que la hacían habitable. Pero Juárez ordenó a la Cámara de Diputados que dictara una ley exprop

COMPETENCIA La otra maratón de El Liberal

Isaac Juárez, a la izquierda y Juan Pablo Juárez ambos corrían para el Nuevo Diario Cómo fue que el Nuevo Diario le aguó la fiesta del aniversario al diario que creía tener la vaca atada para siempre Corría el año 1996, más precisamente el mes de septiembre. El furor del Nuevo Diario era intenso y la competencia con el “Decano del Norte Argentino” no daba tregua. Es que casi después de 80 años salía una competencia atroz en el mercado de lectores de la prensa escrita en la provincia. Nuevo Diario, en Deportes, era la sección más leída porque había transformado las diferentes actividades deportivas de esa época, inclusive sumaba 24 páginas en el suplemento de los días lunes. Ya en septiembre del 94, un cronista del “Viejo” Cantos había presenciado en directo la pelea de la “Chiquita” González con el “Panza” Córdoba en Nevada, Estados Unidos, gol de media cancha. En octubre de 1993, la vuelta de Maradona a Newell´s Olds Boys de Rosario también marcaba una epopeya en eventos y el diario

EL LIBERAL Más allá de José y Antonio

Julio Boente, Julio Cesar, Virgilio y Aldo Castiglione. Detras el retrato de los que iniciaron el largo camino Las generaciones que vinieron después de José y Antonio Castiglione, hicieron al diario El Liberal más grande Por Alfredo Peláez, Fredy El Liberal no se terminó en los doctores José y Antonio Castiglione. Hubo nuevas generaciones de Castiglione al frente que lo hicieron más grande al matutino. Al fallecimiento del doctor José lo reemplazó Antonio como director general y la parte editorial quedo a cargo del doctor Aldo (hijo de José). Un hombre amable, de trato respetuoso. Pocas veces se lo vio enojado. Trataba de solucionarle cualquier problema a los empleados. Lo hizo secretario de redacción a la "Víbora" Julio Boente. Era dueño junto a su familia del Trust Joyero. Su primo, Julio César, "Toto". era el director ejecutivo, hincha fanático de Independiente. Un adelantado. En los 60-70, les decía a los de deportes que escucharan los partidos que se jugaban de