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Las imágenes se cubrían con un velo morado |
Lo que no se podía hacer antes porque era un tiempo de penitencia, oración, rezos, reflexión y arrepentimiento
En esos tiempos nos preparábamos, de chicos, para algo terrible, íbamos a matar a Nuestro Señor Jesucristo el Viernes Santo, mientras recordábamos los 40 días que pasó en el desierto siendo tentado por el Diablo. Capaz que no sea una definición exacta de la Cuaresma, pero en eso creíamos. Debíamos hacer un sacrificio por día, además de comer menos, no podíamos cantar ni tocar ni oir música y, en lo posible, tampoco reírnos.El Diablo había tentado a Nuestro Señor Jesucristo con los reinos del mundo, su pompa, su boato, la admiración de las multitudes, quizás también mujeres, pensábamos nosotros, que éramos chicos. Y se la había bancado. A nosotros nos pedían solamente un pequeño sacrificio por día y no comer postre pongalé. No era mucho en comparación, pero costaba. Las madres repetían que, si no nos gustaba el dulce de membrillo, dejarlo para un hermano no era sacrificio, había que pasarle el flan, que era riquísimo. Confieso que siempre lo quedé debiendo.No se comía carne los viernes, no era algo que valía solamente para el Viernes Santo, sino para todos los viernes de la Cuaresma. Después, durante el año, se procuraba seguir honrando así los viernes, sin obligación, como un plus que se entregaba para la salvación del alma.
Mi mamá se enfermaba cuando le hablaban de las empanadas de vigilia. “No sé qué son”, decía medio enfadada. Porque comer algo rico en vez de carne no valía. “¿No ves que Jesucristo ayunó durante cuarenta días en el desierto?, ahá. ¿Y vos crees que empardas su dolor comiendo exquisitas empanadas de vigilia?”
La cosa era en serio.
Durante toda la Cuaresma, en una Argentina que creía en Dios y se decía católica, las radios pasaban música sacra. Oiga, sacra, es decir sa—cra. Que es música litúrgica, música de misa de antes, cuando la misa era un sacrificio sublime, no una mera recordación, como ahora, que creen que es una obra de teatro y todos se abrazan, bailan, palmotean y se toquetean entre ellos. Se la definiría a la música sacra y a la misa, amigo, pero es un concepto inentendible bajo los parámetros actuales. Además, el Papa ha dicho que es pecado evangelizar, así que, ante la duda, me abstengo. Después, con el tiempo, empezaron a pasar música instrumental y ahora creen que es eso que toca Fausto Papetti. Y no, no es eso, desengáñese.
La Cuaresma empezaba después de Carnaval, justito el Miércoles de Cenizas. Una señorita de su casa no iba a un baile durante esos 45 días. Eso de Carnaval de las Flores, Carnaval de la Cumbia, Carnaval del Pasodoble, Entierro del Carnaval no era para nosotros, los católicos. Era para la gente que no creía, que no sabía de qué se trataba el asunto, de qué iba la cosa.
Las calles de casi todas las ciudades durante la Cuaresma solían estar calladas, solas, tristes. La gente se quedaba encerrada en su casa, los chicos jugaban en el mayor silencio posible, sin gritar, sin pelear, sin reírse, mientras las mujeres grandes rezaban Rosario tras Rosario, en la mesa del comedor. Lo hacían por sus pecados, por los de sus maridos, por los finados, por las almas del Purgatorio y porque sabían que entre los que pedirían a Pilatos que haga zafar a Barrabás, estaban también ellas. Las ciudades se apagaban.
Los templos cubrían sus santos, sus cruces, con velos morados, había que estar a tono con el crimen que, entre todos, íbamos a cometer. El Viernes Santo a las tres de la tarde, la familia solía reunirse íntegra a rezar el Rosario, grandes, chicos, hombres mujeres, viejos, jóvenes, todos. Algunas abuelas lloraban.
Era un tiempo terrible, en el que a los niños se les inculcaba la noción de pecado. Si estaba bien o estaba mal que se les enseñara esas cosas a los chicos, quién lo sabe, ¿no?, lo único seguro es que ninguno de ellos anduvo tiempo después pidiendo que maten a los chicos en la panza de las madres, a viva voz, en las plazas, vestidos de manera extraña, tirando mierda a los templos católicos, qué vergüenza.
Después llegaba la Pascua de Resurrección. No, no se la festejaba. Oiga, si se muere su madre, su padre, ¿usted al tercer día va a estar festejando, sólo porque eran tan buenos que están en el Cielo? Se comía algo rico, sí, por supuesto, terminaba un tiempo largo de sacrificio, oración y rezos, reflexión y arrepentimiento. Pero tampoco se comía un lechón, tres pollos, media docena de pizzas, y sánguches como para hacer dulce, como acostumbran ahora. La gente no era tan rumbosa: no como hoy, que nadie cree y todos la festejan como el Año Nuevo.
Además, la Pascua era en Pascua, el domingo, o sea, no el sábado a la noche, qué se ha creído. Ahora hay gente que sostiene que los católicos hacían todos los ritos exteriores, pero por adentro seguían siendo unos reverendos hijos de puta. Usted crea lo que quiera, es dueño, para eso lo educaron durante años los espíquer de la televisión, los pastores evangélicos y los repetidores de boberías al uso.
Pero yo, qué quiere que le diga, me quedo con ese tiempo, con esas costumbres, con ese catolicismo, y no con el de ahora, que no se sabe qué es: si un cura tiene que ser suavecito y hablar de lo hermosas que son las oenegés, o bandearse para el otro lado sin bañarse durante semanas para que lo crean hombrecito y referirse al asesino del Che, como un santo. Hoy pocos creen en la virginidad de la Virgen y de Jesucristo dicen que era un flaco que andaba con prostitutas y linyeras.
Si usted tiene una religión a su medida, lo felicito, yo me quedo con la que me mostró mi mamá. Que era mejor que esta.
Sin duda.
Juan Manuel Aragón
Jueves Santo del 2025.
Ramírez de Velasco®
que religion espantosa ...
ResponderEliminarSi se refiera a la de ahora, a la de la nueva iglesia sinodal bergogliana, coincido. Coincido, porque es una abominacion casi infernal, esta liturgia, pergeñada por los luteranos y protestantes y deicidas luego del Concilio Vaticano 2. Y es exactamente la causa de todo lo que en esta magnifica nota nos relata don Juan Manuel.
EliminarEn general todas las religiones son una mierda, inculcadoras de miedos y de culpas, desde el.pecado original , vayan a cagar
Eliminarmientras los Catolicos no pateemos hasta al infierno mismo esa asquerosa mesa luterana, y volvamos al Altar y al Sagrario, a la lengua sagrada del latin, y la Santa Misa de San Pio V, nunca abrogada, para asistir al Sacrificio Perpetuo de Nuestro Señor Jesucristo, padeceremos.....
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ResponderEliminarLa medicina hace enfermos; la matemática, tristes; y la teología, gente pecadora.
"Dios escribe el evangelio no solo en la Biblia, sino en árboles, flores, nubes y estrellas."
Gracias Juan Manuel por tan buena nota que entre tantas cosas rememora aquel tiempo que sin dudas fue mejor y existían los fuertes principios Cristianos acuñados en la sociedad en todos sus estamentos, hoy dejados de lado e inducidos a ser olvidados por esta falsa doctrina que desde el luteralismo infiltrado pregonan desde la herejía. Un gran abrazo y como siempre, gracias por ilustrarnos.
ResponderEliminarHermosa esa época, el respeto a todo lo representaba nuestra religión católica, nada que ver con la actual payasada e irreverencia de la liturgia vigente
ResponderEliminar"¿QUIEN CONFIESA A DIOS?"
ResponderEliminar"DIOS ES EL PRINCIPAL INCREDULO"
ResponderEliminar"EL INFIERNO DE LOS IGUALES,NO QUEMA""
ResponderEliminar" Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu vida.
ResponderEliminarQuiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti.
¡Deja ya de ir a esos templos lúgubres, obscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa.
Mi casa está en las montañas, en los bosques, los ríos, los lagos, las playas. Ahí es en donde vivo y ahí expreso mi amor por ti.
Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que había nada mal en ti o que eras un pecador, o que tu sexualidad fuera algo malo.
El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes a mí por todo lo que te han hecho creer.
Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijito... ¡No me encontrarás en ningún libro!
Confía en mí y deja de pedirme. ¿Me vas a decir a mí como hacer mi trabajo?
Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te critico, ni me enojo, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.
Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si yo te hice... yo te llené de pasiones, de limitaciones, de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias... de libre albedrío ¿Cómo puedo culparte si respondes a algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si yo soy el que te hice? ¿Crees que podría yo crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad? ¿Qué clase de dios loco puede hacer eso?
Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; esas son artimañas para manipularte, para controlarte, que sólo crean culpa en ti. Respeta a tus semejantes y no hagas lo que no quieras para tí. Lo único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.
Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.
Te he hecho absolutamente libre, no hay premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, nadie lleva un registro.
Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.
No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si esta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir.
Así, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la oportunidad que te di.
Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar ¿Te gustó?... ¿Te divertiste?... ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿Que aprendiste?...
Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti. Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijita, cuando acaricias a tu perro, cuando te bañas en el mar.
Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy?
Me aburre que me alaben, me harta que me agradezcan. ¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes mirado, sobrecogido?... ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.
Deja de complicarte las cosas y de repetir como perico lo que te han enseñado acerca de mí. Lo único seguro es que estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas. ¿Para qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas explicaciones?
No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro... ahí estoy, latiendo en ti.
Spinoza.
¿A que le tienen miedo estimados comentaristas?!!Animense¡ a exponer sus nombres y DNI ¡¡
ResponderEliminarHa si !! Todo muy lindo ! Pero...y el Carnaval de Mí Careme ...! Haaaaaaaa...porque no hablas del carnaval de Mí Careme ...Haaaaaa...
ResponderEliminarY de Cariñito...?... Qué pérdida querido... Cerraban para Cuaresma...??
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