Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como Quince

CUENTO El tiempo eran nomás los días que pasaban

Tango “Como al pasar, algunas noches de cruel insomnio a dúo, mostraba fotografías en las que resplandecía como una beldad magnífica en medio de otras chicas…” Le digo, amigo, se acordaba de aquella época en la punta de la lengua, le brillaban los ojos cuando rememoraba su cumpleaños de quince, el vestido, los muchachos en la puerta a los que hizo pasar una vez que terminó la cena con la promesa de que harían bailar a todas las chicas. Tenía presentes también los bailes en el Olímpico y aquellas brutas caminatas rumbo a la casa, a la madrugada por la Belgrano, llegando al barrio San Martín, en La Banda, esperando el colectivo que a esa hora ya no pasaba. Y su madre que los acompañaba y quedaba en una mesa en la orilla, tomando una naranjada toda la noce, y aquel muchacho que bailaba como un príncipe (y tal vez lo fuera, aclaraba), y una noche de Año Nuevo la llevó al centro de la pista y entre los dos le sacaron chispas a la pista. ¿Te acordás las mujeres aquellas, minas fieles, de gra...

CELEBRACIÓN La última fiesta

Imagen de ilustración En que se cuenta lo que le pasa a un padre de familia cuando celebra el cumpleaños de quince de su princesa Después, cuando todo pase, aparecerá en las fotos del álbum, detrás de las sonrisas de la familia, la felicidad de los parientes y amigos, la torta, los suvenires, los globos, el jamón flambeado y su cara dirá: “Ahora cómo mierda hago para pagar todo esto". Ahí anda la mujer, peleando con los mozos para que no se lleven las sobras, porque es lo que vamos a comer el domingo, y no se hagan los vivos con las tres botellas de whisky, dos cajas de vino y las gaseosas que nadie tomó. Su princesa está teniendo la fiesta que quería, con un vestido blanco, nuevo, que le encargó la madrina en Buenos Aires, el peinado que la hace parecer de 18 años y un ramo de flores que encargó hace una semana, casi a última hora, mirá si se olvidaba, qué papelón. Y sandalias de marca y una señora que vino a casa a maquillarla y darle los últimos retoques al atuendo. La fiesta e...

CUENTO Mucha vida para una vida

Imagen de ilustración El tío Camilo miraba con mucho detenimiento las fotografías de los álbumes de fotos de las sobrinas A veces los grandes misterios de las familias suelen tener una explicación simple, sencilla, de cajón. Como que al tío Camilo le encantaba revisar los álbumes de las fiestas de quince de las sobrinas. Tres tracaladas de chancletas habían tenido los hermanos y cuñados, todas chicas lindas, bien criadas, hacendosas. Había habido fiestas de quince de todos los colores, sabores y tamaños. No faltó a ni una. Siempre caía con el mismo regalito, un anillo de plata para las de sus hermanos y una cadenita con una cruz para las de los cuñados. Se portaba bien, no tomaba mucho, no comía mucho, no hablaba malas palabras, iba bien vestido, acompañado con la tía Etelvina, siempre compuesta y arreglada al milímetro, ,más dos o tres de los hijos, si andaban por el pago, porque todos vivían lejos. Lo curioso es que después de los cumpleaños, cuando el fotógrafo entregaba su trabajo,...