Ir al contenido principal

2010 CALENDARIO NACIONAL Aurelia

María Aurelia Bisutti

El 12 de abril del 2010 muere María Aurelia Bisutti, actriz de cine, teatro y televisión 

El 12 de abril del 2010 murió María Aurelia Bisutti. Nacida el 20 de junio de 1930 en Buenos Aires, fue una actriz de cine, teatro y televisión que brilló en telenovelas, cuando el género recién empezaba. Usó como seudónimos Aurelia Bisú y María Pisutti.
Era hija única de una pareja de inmigrantes italianos: Ezio Bisutti, albañil, y Lidia Carbonelli, ama de casa. Desde pequeña mostró inclinación por el arte, y a los 12 años ganó un concurso de danza que marcó el inicio de su camino artístico. Su madre la apoyó incondicionalmente, acompañándola en sus primeros pasos.
Estudió con la actriz Milagros de la Vega y pronto se unió a la compañía teatral de Ana Lassalle, para forjar su carrera. En 1948, a los 18 años, su vida cambió al ganar un concurso organizado por el programa radial "Diario del Cine", que le permitió debutar en el cine con un pequeño papel en "La serpiente de cascabel", dirigida por Carlos Schlieper. Ese mismo año actuó en "La hostería del caballito blanco" de Benito Perojo, usando seudónimos como Aurelia Bisú o María Pisutti antes de consolidarse con su nombre real.
En la década de 1950 se destacó en cine, teatro, televisión y radio. En cine participó en películas como "Los ojos llenos de amor" (1954), "Los de la mesa 10" (1960) y "Con alma y vida" (1970), esta última con un personaje, Vilma, que ella consideraba uno de los más hermosos de su carrera. En televisión debutó en 1956 con "Teleteatro para la hora del té" junto a Fernando Heredia, un programa emitido en vivo por Canal 7 que le dio gran popularidad.
También protagonizó "Nino" con Enzo Viena y trabajó en telenovelas de autores como Alberto Migré, Abel Santa Cruz y Alejandro Romay. En radio, brilló en "Las dos carátulas" con obras como "El cuadro" (2002) y en su último radioteatro, "Greta, una mujer más" (2009), interpretando a Valeria Sofí.
Casada en 1962 con el empresario Fito Papini, tuvo a su única hija, la actriz Paola Papini, en 1963. El matrimonio duró dos años, y crió a su hija sola, apoyada por su madre. En los años 70, enfrentó un exilio en Perú por razones que nunca comprendió del todo. Allá actuó en teatro y cine. Regresó a la Argentina y continuó trabajando, destacándose en teatro con "Martina Céspedes" y "Piel de chancho" (1997), dirigida por José María Muscari, que la rescató del olvido.
En 1999 recibió el premio Martín Fierro a la trayectoria, y en 2003 la Legislatura porteña la homenajeó por los 45 años de "Teleteatro para la hora del té".
A fines del 2009, su salud decayó debido a una depresión que derivó en demencia senil. Fue internada en una residencia geriátrica en Ingeniero Maschwitz, provincia de Buenos Aires, cerca de su casa. El 12 de abril del 2010 falleció de un paro cardiorrespiratorio a los 79 años. Sus restos descansan en el Panteón de la Asociación de Actores en el cementerio de Chacarita.
Dejó una huella imborrable en el espectáculo argentino, con una carrera que abarcó más de cinco décadas y una sensibilidad única que la convirtió en un ícono de su tiempo.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®

 

Comentarios

  1. Inolvidable!! Siempre en el ❤️ de todos sus admiradores.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares (últimos siete días)

FÁBULA Don León y el señor Corzuela (con vídeo de Jorge Llugdar)

Corzuela (captura de vídeo) Pasaron de ser íntimos amigos a enemigos, sólo porque el más poderoso se enojó en una fiesta: desde entonces uno es almuerzo del otro Aunque usté no crea, amigo, hubo un tiempo en que el león y la corzuela eran amigos. Se visitaban, mandaban a los hijos al mismo colegio, iban al mismo club, las mujeres salían de compras juntas e iban al mismo peluquero. Y sí, era raro, ¿no?, porque ya en ese tiempo se sabía que no había mejor almuerzo para un león que una buena corzuela. Pero, mire lo que son las cosas, en esa época era como que él no se daba cuenta de que ella podía ser comida para él y sus hijos. La corzuela entonces no era un animalito delicado como ahora, no andaba de salto en salto ni era movediza y rápida. Nada que ver: era un animal confianzudo, amistoso, sociable. Se daba con todos, conversaba con los demás padres en las reuniones de la escuela, iba a misa y se sentaba adelante, muy compuesta, con sus hijos y con el señor corzuela. Y nunca se aprovec...

IDENTIDAD Vestirse de cura no es detalle

El perdido hábito que hacía al monje El hábito no es moda ni capricho sino signo de obediencia y humildad que recuerda a quién sirve el consagrado y a quién representa Suele transitar por las calles de Santiago del Estero un sacerdote franciscano (al menos eso es lo que dice que es), a veces vestido con camiseta de un club de fútbol, el Barcelona, San Lorenzo, lo mismo es. Dicen que la sotana es una formalidad inútil, que no es necesario porque, total, Dios vé el interior de cada uno y no se fija en cómo va vestido. Otros sostienen que es una moda antigua, y se deben abandonar esas cuestiones mínimas. Estas opiniones podrían resumirse en una palabra argentina, puesta de moda hace unos años en la televisión: “Segual”. Va un recordatorio, para ese cura y el resto de los religiosos, de lo que creen quienes son católicos, así por lo menos evitan andar vestidos como hippies o hinchas del Barcelona. Para empezar, la sotana y el hábito recuerdan que el sacerdote o monje ha renunciado al mundo...

ANTICIPO El que vuelve cantando

Quetuví Juan Quetuví no anuncia visitas sino memorias, encarna la nostalgia santiagueña y el eco de los que se fueron, pero regresan en sueños Soy quetupí en Tucumán, me dicen quetuví en Santiago, y tengo otros cien nombres en todo el mundo americano que habito. En todas partes circula el mismo dicho: mi canto anuncia visitas. Para todos soy el mensajero que va informando que llegarán de improviso, parientes, quizás no muy queridos, las siempre inesperadas o inoportunas visitas. Pero no es cierto; mis ojos, mi cuerpo, mi corazón, son parte de un heraldo que trae recuerdos de los que no están, se han ido hace mucho, están quizás al otro lado del mundo y no tienen ni remotas esperanzas de volver algún día. El primo que vive en otro país, el hermano que se fue hace mucho, la chica que nunca regresó, de repente, sienten aromas perdidos, ven un color parecido o confunden el rostro de un desconocido con el de alguien del pago y retornan, a veces por unos larguísimos segundos, a la casa aquel...

CALOR Los santiagueños desmienten a Borges

La única conversación posible Ni el día perfecto los salva del pronóstico del infierno, hablan del clima como si fuera destino y se quejan hasta por costumbre El 10 de noviembre fue uno de los días más espectaculares que regaló a Santiago del Estero, el Servicio Meteorológico Nacional. Amaneció con 18 grados, la siesta trepó a 32, con un vientito del noreste que apenas movía las ramas de los paraísos de las calles. Una delicia, vea. Algunas madres enviaron a sus hijos a la escuela con una campera liviana y otras los llevaron de remera nomás. El pavimento no despedía calor de fuego ni estaba helado, y mucha gente se apuró al caminar, sobre todo porque sabía que no sería un gran esfuerzo, con el tiempo manteniéndose en un rango amable. Los santiagueños en los bares se contaron sus dramas, las parejas se amaron con un cariño correspondido, los empleados públicos pasearon por el centro como todos los días, despreocupados y alegres, y los comerciantes tuvieron una mejor o peor jornada de ve...

SANTIAGO Un corazón hecho de cosas simples

El trencito Guara-Guara Repaso de lo que sostiene la vida cuando el ruido del mundo se apaga y solo queda la memoria de lo amado Me gustan las mujeres que hablan poco y miran lejos; las gambetas de Maradona; la nostalgia de los domingos a la tarde; el mercado Armonía los repletos sábados a la mañana; las madrugadas en el campo; la música de Atahualpa; el barrio Jorge Ñúbery; el río si viene crecido; el olor a tierra mojada cuando la lluvia es una esperanza de enero; los caballos criollos; las motos importadas y bien grandes; la poesía de Hamlet Lima Quintana; la dulce y patalca algarroba; la Cumparsita; la fiesta de San Gil; un recuerdo de Urundel y la imposible y redonda levedad de tus besos. También me encantan los besos de mis hijos; el ruido que hacen los autos con el pavimento mojado; el canto del quetuví a la mañana; el mate en bombilla sin azúcar; las cartas en sobre que traía el cartero, hasta que un día nunca más volvieron; pasear en bicicleta por los barrios del sur de la ciu...