Ensuciando el calzado |
Tarea que no muchos estarán dispuestos a llevar adelante sin quejas ni vanas distracciones
Para lavar un par de zapatillas que se ha usado durante un tiempo no sólo hay que tener agua y jabón, sino predisponer el corazón para una operación de aseo especial, única e intransferible. Es actividad que muchas madres eluden, escudadas en su insalubridad y en su falta de músculos. Algunas exageradas, llegan a decir que es tarea peligrosa. Para comenzar deben dejarse en agua y jabón, entre doce horas y un día completo, depende del tiempo que tengan sin lavarse y la mugre que hayan acumulado en su superficie y en sus varios y difíciles intersticios, repletos de curvas, contracurvas y túneles raros.Luego de que ha transcurrido el tiempo del ablande, sáqueles las trenzas y las plantillas, obstáculos insalvables si quiere hacer bien el laburo. Ármese de un cepillo de cerdas duras y acometa la tarea propiamente dicha. Que consiste en a) fregar de un lado b), fregar del otro c) darle duro a la partecita de adentro de este costadito d), del otro costado e), de la parte de adentro hasta la punta del dedo gordo. Repita varias veces la operación hasta que se quite toda la roña. Y vuelta a empezar con el calzado del otro pie.Endemientras, amigo, aprovechará para pensar en sus cosas, en esos sueños que no se cumplieron y en los que tiene reservados para el resto del camino, silbará despacito un tango suave, sin muchos firuletes ni ochos, hágalo sólo para matar el tiempo mientras las manos trabajan afanosas, restregando el cepillo contra la lona de este calzado. Después extienda las trenzas sobre la pileta y cepíllelas de ida y vuelta, una y otra vez hasta que les salgan todas las impurezas y esas cositas negras que se les hacen en los tramos en que se doblan, no sé cómo explicarle. No olvidar las plantillas, que previamente habrán sido extraídas del calzado.
Pero no ha llegado a la parte principal, el enjuague. Como en muchos asuntos, lo principal no es lo principal sino lo accesorio, que toma convenientemente su lugar. Es decir, se puede lavar un par de zapatillas, pero si no les saca bien el jabón, su trabajo habrá sido al cohete. Use mucha agua en este intervalo, mire que de eso depende que el próximo lavado se estire hasta fin de año al menos.
En este rinconcito del escrito debiera referir, aunque sea someramente, el amor de madre o de padre, realizando estas tareas para felicidad de los niños de la casa, los sacrificios a que se somete uno para criarlos de forma decente, con los valores inculcados y esas cosas que se dicen en la ocasión. Pero, para qué alargar este pesado escrito con disquisiciones que nada que ver, ¿no le parece?
Cuando termine, cuélguelas al sol por las lengüetas, ate las trenzas a su lado, disponga las plantillas en lugar seguro, y disfrute de la vida mientras se secan. Aproveche, ya que está, para aprender algo de inglés o repasar versos de Rubén Darío, si empieza por Sonatina, tendrá la alegría del resto de la jornada asegurada.
©Juan Manuel Aragón
Fantástica la descripción de cada paso
ResponderEliminarAHORA VIENE UNA PERCHITA EN DONDE SE CUELGAN Y SE SECAN FANTÁSTICO