El vuelo del moscardón de Nicolás Rimsky-Korsakov
Un paso a paso para deshacerse de estos insectos con las propias manos cuando falta el flit o el aparato apto para estos menesteres Decir de alguien que no mata una mosca, para calificarlo de buen tipo o reacio a discutir o pelear es una expresión errónea y al menos confusa. Si para usted terminar con uno de estos bichos es tarea por demás fácil, intente hacerlo con sus propias manos y después venga y cuente su hazaña. Porque no cualquiera deja mosca uno de estos bichitos con fama de sucios y atrevidos. No todos tienen flit en las casas para exterminarlas con odio racial.Matar una mosca es tarea que conlleva sus dificultades, como lo sabe cualquiera que lo intentó. Apenas lanzado a esta aventura, se advertirá que cuando la mano está llegando a aplastar al insecto, pongalé unos diez centímetros antes, es tomada por una cierta vacilación, por algo que la hace dudar, como si le agarrara una especie de lástima, como si a último momento se arrepintiera de lo que está por hacer. Su conciencia de hombre le hará advertir que, al fin de cuentas, la mosca también es un ser vivo, tiene su propia individualidad. Esa pequeña indecisión de último momento será aprovechada por la otra para mandarse a mudar prestamente.Por si las moscas, no actúe frontalmente con estos animalitos, ya que, aunque no haya esa duda de la mano, siempre son más rápidos y escapan con rapidez de las tentativas de asesinato. A falta de matamoscas, es necesario actuar con astucia, amigos.
Un manual de instrucciones para liquidar moscas sin usar el fatídico DDT, deberá avisar que primero se procederá a colocar la mano cerca de donde se asientan frecuentemente. Estará de costado, apoyada sobre el dedo meñique, presta a actuar sin vacilaciones. Cuando el animalito se asiente sobre la mesa, se irá siempre por el costado hacia ella, nunca le caerá desde arriba, pues reaccionan más rápido ante las amenazas que le vienen desde arriba. Luego, mientras la mano corre a toda velocidad, cierre la mano rápidamente, apenas sienta que los bichos chocan contra su palma.
Quien intente esta técnica, lógicamente no tendrá éxito en el primer intento, empero observará que ya desde las primeras escaramuzas, logrará un mayor acercamiento al objetivo. Es probable que logre su objetivo en una mañana de mortal aburrimiento o, a la siesta, cuando las horas corren lentamente en la casa, sentado frente a la mesa de la cocina, cubierta con un mantel de hule que ha guardado una pequeña capa de grasa.
A medida que vaya matando moscas, se recomienda juntarlas a todas en una fila ordenada y luego, antes de levantarse de la mesa, amontonarlas para tirarlas al suelo en un descuido de la patrona. Tenga cuidado, porque algunas se hacen las mosquitas muertas.
Ella no se dará cuenta, pues no hacen ruido al caer.
Pero eso usted ya lo sabía.
A continuación, algunos dichos y chistes para terminar la nota con una sonrisa:
***Más pesado de que mosca de velorio.
***Un punto azul en la pared es una mosca de vaquero.
***El de la mosca en la sopa de fideos no se contará aquí en atención a las damas presentes.
***¡Mozo!, hay una mosca nadando en mi sopa.
¿Quiere que le traiga un salvavidas?
***Si te tragas una mosca es posible que tengas más neuronas en el estómago que en la cabeza.
***¡Mozo!, ¿qué significa esta mosca en mi sopa?
No sé, no soy vidente.
Juan Manuel Aragón
A 10 de octubre del 2024, en Overa Paso. Pelando un lechón.
Ramírez de Velasco®
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