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| Vista de la galería Güemes |
El 15 de diciembre de 1915 se inaugura en Buenos Aires la Galería Güemes, edificio monumental ubicado en la calle Florida
El 15 de diciembre de 1915 se inauguró en Buenos Aires la Galería Güemes. Se trata de un edificio monumental ubicado en la calle Florida que introdujo un modo nuevo de habitar, recorrer y consumir la ciudad. Su diseño innovador, sus materiales importados y su torre mirador con vista panorámica marcaron un hito en la arquitectura porteña del siglo XX.La obra se levantó en un momento de fuerte transformación urbana, cuando Buenos Aires buscaba modernizar su infraestructura e incorporar elementos arquitectónicos asociados a las grandes capitales europeas. La calle Florida, ya reconocida como corredor comercial, se convirtió en escenario ideal para un proyecto que combinaba lujo, tecnología y una planificación que apuntaba a integrar comercio, oficinas y ocio en un mismo espacio.El arquitecto italiano Francisco Gianotti fue el responsable del proyecto. Su diseño incorporó el estilo Art Nouveau en una versión robusta, con hierro forjado, vitrales, mosaicos y líneas curvas que dialogaban con el movimiento internacional de la época. La fachada, de gran verticalidad, avanzó sobre Florida con una presencia que buscaba atraer a transeúntes y orientar la mirada hacia el interior.
La galería se destacó desde el inicio por su estructura metálica, una novedad tecnológica que permitía mayores alturas y espacios libres sin necesidad de columnas excesivas. Ese recurso, unido a ascensores modernos y sistemas de iluminación estratégicos, generó un recorrido que alternaba comercios, vitrinas, pasajes y accesos a distintos niveles. La combinación de luz natural y artificial reforzaba la sensación de amplitud.
Adentro se ubicaron tiendas de moda, joyerías, cafés y locales de artículos importados. Cada comercio adaptó su estética a la impronta del edificio, buscando atraer a una clientela que recorría Florida como parte del paseo cotidiano. El diseño de las vidrieras se volvió un sello característico y contribuyó a consolidar el prestigio comercial de la zona.
Uno de los grandes atractivos fue su mirador, ubicado en la parte superior de la torre y accesible mediante ascensores. Desde allí se podía observar la traza de la ciudad, el puerto, las cúpulas del centro histórico y el avance de los barrios hacia el norte. Ese punto panorámico se transformó rápidamente en un sitio de visita obligada para porteños y viajeros.
También incorporó oficinas y departamentos, configurando un edificio de uso mixto en sintonía con las tendencias arquitectónicas del período. Esa integración permitió que la actividad del lugar se extendiera durante todo el día, con circulación permanente de comerciantes, empleados y visitantes.
El subsuelo alojó un teatro que, bajo distintos nombres y formatos, ofreció espectáculos musicales, varietés y propuestas culturales que ampliaron el alcance del edificio más allá del comercio. Ese componente artístico contribuyó a que la galería fuera un centro multifuncional en el corazón porteño.
El proyecto urbanístico contempló además la conexión con San Martín, dando continuidad al uso peatonal de Florida. Con el tiempo, esta integración favoreció la consolidación del corredor como uno de los paseos más transitados de Buenos Aires, vinculado a la vida cultural, comercial y laboral del centro.
Ramírez de Velasco®


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