Entrevista en la televisión española |
Si el día que hacen la ley, hacen la trampa, entonces un hombre se convierte en mujer y pelea para que le den, como madre, el derecho que como padre le negaban
Dirían en el campo: “Hecha la ley, hecha la trampa”. A un hombre en España, no lo dejan ver a su hijo porque es el padre. Entonces pide a un juez que lo declare mujer y ahora es la “madre no gestante” del niño y tiene autorización para verlo. Se trata de Roberto Perdigones, un militar que ha cambiado de sexo en Ceuta.
El vídeo de Roberto, ahora mujer
Desde que es mujer, tiene una habitación propia, se deja el pelo largo, le ha subido la jubilación y puede ascender con más facilidad. Por si fuera poco, pelea la custodia de su hijo como madre no gestante y lo cuenta en la televisión española.Roberto no pidió llamarse Roberta ni Florencia, sino que prefirió seguirse llamando Roberto, le siguen gustando las mujeres y su aspecto es totalmente masculino, no imposta la voz, no se pone vestidos, no se pinta los labios. Y lo explica tranquilamente en la prensa de su país: “Según la ley, lo que yo perciba es lo que puedo decir legalmente que soy” y luego afirma: “Externamente soy un hombre hetero e internamente una mujer lesbiana”.La ley española y supuestamente las normas argentinas también lo permiten, por lo que en cualquier momento empezarán a florecer los hombres que son perfectamente hombres, con gustos de hombres y vestidos como hombres, que se sentirán mujeres. Luego podrán reclamar jubilarse a los 60 años, pedir que les cedan el asiento en los colectivos o, como en este caso, pedir una habitación distinta en el cuartel, en la policía o dondequiera deban convivir hombres con hombres.En una entrevista anterior, la (el) cabo Perdigones negó que se haya cambiado el sexo legalmente para ascender más fácilmente o aprovecharse de la situación: "No voy a hacerlo por piratería. Por convicción propia, las pruebas físicas las haré con la nota de hombre", aclaró.
La ley no exige —¡faltaba más! —que un hombre deba tener cierto comportamiento para pedir que la ley lo considere mujer y lo trate como tal a todos los efectos legales. Tampoco exige lo que antes se llamaba la “consumación del matrimonio” para que un matrimonio sea legalmente considerado como tal. Ya se han visto casos de hombres que se convirtieron mágicamente en mujeres para ir a cárceles de mujeres y gozar de un régimen más benigno de estadía preso.
Si una ley votada por la mayoría en el Congreso quiere que los hombres sean mujeres o las mujeres hombres, eso habrá en la sociedad, gente que por conveniencias prácticas acuda a ella y cumpla lo que manda.
©Juan Manuel Aragón
La ley no exige —¡faltaba más! —que un hombre deba tener cierto comportamiento para pedir que la ley lo considere mujer y lo trate como tal a todos los efectos legales. Tampoco exige lo que antes se llamaba la “consumación del matrimonio” para que un matrimonio sea legalmente considerado como tal. Ya se han visto casos de hombres que se convirtieron mágicamente en mujeres para ir a cárceles de mujeres y gozar de un régimen más benigno de estadía preso.
Si una ley votada por la mayoría en el Congreso quiere que los hombres sean mujeres o las mujeres hombres, eso habrá en la sociedad, gente que por conveniencias prácticas acuda a ella y cumpla lo que manda.
©Juan Manuel Aragón
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