La ejecución de Luis XVI |
El resumen más breve de lo que piensan muchos acerca de un estado permanente más que un punto de inflexión
Si arrancando su máscara le preguntáis a la Revolución, ¿quién eres tú?, ella os dirá: “Yo no soy la que se cree. Muchos hablan de mí y pocos me conocen. No soy ni el carbonarismo, ni el motín ni el cambio de la monarquía en república ni la sustitución de una dinastía por otra ni la turbación momentánea del orden público. No soy los aullidos de los jacobinos ni los furores de la Montagne ni el combate de las barricadas ni el pillaje ni el incendio ni la ley agraria ni la guillotina ni los ahogamientos. No soy ni Marat ni Robespeierre ni Babeuf ni Mazzini ni Jasuth. Esos hombres son mis hijos, pero no yo. Esas cosas son mis obras, pero no yo. Esos hombres y esas cosas son hechos pasajeros y yo soy un estado permanente.
"Soy el odio de todo orden que no haya sido establecido por el hombre y en el cual el no sea a la vez rey y Dios. Soy la proclamación de los derechos del hombre sin importar los derechos de Dios. Soy la fundación del estado religioso y social en la voluntad del hombre en lugar de la voluntad de Dios. Soy Dios destronado y el hombre en su lugar. He aquí porqué me llamo Revolución, es decir subversión."
Juan José Gaume, en “La Revolución, búsquedas históricas”.
Ramírez de Velasco®
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