La receta con su letra |
En la antigua Grecia este postre volvía inmortales a los dioses: le contamos cómo hacerla
La ambrosía es palabra griega que significa inmortal, era la comida que no dejaba morir a los dioses del Olimpo. Para quienes entienden el idioma de la Hélade, viene de “an, que es no y “brotós” mortal. Pero podría también significar “fragante”, pues hay quienes sostienen que llegó del semítico “mbr”, ámbar, al que los pueblos antiguos le asignaban propiedades milagrosas.No sé si mi madre sabría de estas disputas etimológicas, pero su ambrosía era una delicia, cuyo sabor me lleva a la niñez y me acorrala en un rincón de la casa de la calle San Juan, primera cuadra, al frente de don Pacífico, en Santiago, o a la Suipacha 18, en Ledesma, Jujuy o antes también. Con su prolija y clara letra de alumna aplicada, escribió la receta que ahora les paso.
“Ingredientes. Leche 4 tazas, huevos 12, azúcar 5 tazas, vainilla ½ tacita.
“Preparación. Se hace almíbar en punto flojo con las 5 tazas de azúcar y la vainilla, se deja enfriar, se separan 2 tazas y el resto se mezcla con la leche hervida y fría. Se pasa por una servilleta.
“Se ponen en un plato 12 yemas de huevo y 3 claras, se baten ligeramente solo para mezclar yemas y claras, se pasan por un colador y se mezcla bien con la leche y el almíbar, se pone en una cacerola enlozada o de aluminio de fondo ancho, se pone al fuego mezclando de rato en rato para que no se pegue y para que, al cortarse, el huevo no forme grumos grandes.
”Cuando hierve se tapa y colocan brasas encima o con el horno y se deja hervir fuego lento durante dos horas más o menos, mezclando cada 15 minutos. Cuando se nota que el almíbar se ha secado un poco, se agregará el que se ha separado y enseguida está.”
Hay provincias, como Tucumán, Catamarca, La Rioja en que este postre ha sido saboreado por la mayoría de los hijos de buenas madres que los preparaban. Es en los únicos lugares del mundo en que un marido puede decir tranquilamente “así no la hacía mi mamá” o “la de mi abuela era más sabrosa”, porque se entiende que es un secreto familiar que raras veces es develado.
Haga la receta de mi mamá, cuando pueda, va a ver que es deliciosa.
©Juan Manuel Aragón
“Preparación. Se hace almíbar en punto flojo con las 5 tazas de azúcar y la vainilla, se deja enfriar, se separan 2 tazas y el resto se mezcla con la leche hervida y fría. Se pasa por una servilleta.
“Se ponen en un plato 12 yemas de huevo y 3 claras, se baten ligeramente solo para mezclar yemas y claras, se pasan por un colador y se mezcla bien con la leche y el almíbar, se pone en una cacerola enlozada o de aluminio de fondo ancho, se pone al fuego mezclando de rato en rato para que no se pegue y para que, al cortarse, el huevo no forme grumos grandes.
”Cuando hierve se tapa y colocan brasas encima o con el horno y se deja hervir fuego lento durante dos horas más o menos, mezclando cada 15 minutos. Cuando se nota que el almíbar se ha secado un poco, se agregará el que se ha separado y enseguida está.”
Hay provincias, como Tucumán, Catamarca, La Rioja en que este postre ha sido saboreado por la mayoría de los hijos de buenas madres que los preparaban. Es en los únicos lugares del mundo en que un marido puede decir tranquilamente “así no la hacía mi mamá” o “la de mi abuela era más sabrosa”, porque se entiende que es un secreto familiar que raras veces es develado.
Haga la receta de mi mamá, cuando pueda, va a ver que es deliciosa.
©Juan Manuel Aragón
Riquísima. Y que linda letra conocida.
ResponderEliminar