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| Alberto Nisman |
El 5 de diciembre de 1963 nace Alberto Nisman, el fiscal que tres décadas después se convierte en una figuras polémica y trágica
El 5 de diciembre de 1963 nació en Buenos Aires Natalio Alberto Nisman, el fiscal que tres décadas después se convertiría en una de las figuras más polémicas y trágicas de la justicia argentina por investigar el atentado a la AMIA y acusar a la entonces presidenta Cristina Kirchner de encubrimiento, hasta aparecer muerto de un balazo en la cabeza la víspera de exponer su denuncia en el Congreso.Vino al mundo en el barrio de Villa Devoto, hijo de Sara Garfunkel y Rodolfo Nisman, familia judía de clase media que había llegado de Europa escapando de los pogromos. Creció entre libros y discos de tango, educado en el colegio Tarbut y en la sinagoga de Devoto, en la que aprendió pronto que la memoria también puede ser una herida abierta.Estudió abogacía en la Universidad de Buenos Aires y se recibió en 1987 con promedio altísimo. Entró joven al Poder Judicial, primero como secretario de juzgado, después como fiscal federal. Dicen quienes lo conocieron entonces que ya llevaba puesto el traje de fiscal como si hubiera nacido con él: serio, meticuloso, incapaz de soltar un expediente.
En el 2004, con 41 años, asumió la Unidad Fiscal de Investigación del atentado a la AMIA, creada especialmente tras el escándalo de la causa original. Heredó 120.000 fojas de un juicio que había sido un desastre y la promesa de que esta vez sería distinto. Empezó casi de cero.
Viajó a decenas de países, interrogó a agentes de inteligencia retirados, revisó escuchas telefónicas hasta la madrugada. En el 2006 logró que Irán fuera señalada por la Interpol con alertas rojas contra altos funcionarios, incluido el entonces presidente Rafsanjani. Fue su primer gran golpe internacional.
Insistió durante años en que el atentado había sido planeado por Irán y ejecutado por Hezbollah con complicidad local. Publicó informes demoledores, enfrentó amenazas, cambió tres veces de domicilio. Nunca aceptó custodia fija porque decía que no confiaba en nadie.
En enero del 2015 presentó la denuncia que lo hizo definitivamente famoso y temido: afirmó que Cristina Kirchner y su canciller Timerman habían firmado el Memorándum con Irán para garantizar impunidad a los acusados a cambio de petróleo y comercio. Citó escuchas, viajes secretos, operadores.
Programó exponer todo ante la Comisión de Legislación Penal del Congreso el lunes 19 de enero. La noche del domingo 18 lo hallaron muerto en el baño de su departamento de Puerto Madero, con un tiro en la sien y una pistola 22 al lado. Tenía 51 años.
La escena quedó grabada en la retina colectiva: la torre Le Parc, el custodio que dormía en el pasillo, la puerta cerrada desde adentro, la gota de sangre que bajaba por el lavatorio. Argentina se partió otra vez en dos mitades irreconciliables.
Siguen discutiéndose peritajes, versiones, hipótesis de suicidio, homicidio, inducción al suicidio. Once años después, la causa judicial avanza y retrocede como un péndulo oxidado, mientras su nombre sigue apareciendo en pancartas, documentales y debates que nunca terminan.
Ramírez de Velasco®



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