Pampita Abraza sus rarezas y las tuyas con garra: solo así forjarás un amor épico que resistirá todo Si alguien dice: “Amo a mi mujer, aunque sea gritona, hable mucho o no sepa cocinar”, tal vez no la ama de verdad. En ese caso, parece que uno se ama a sí mismo en el reflejo de ella. Porque los defectos —los de ella y los propios—siempre están ahí, son parte del combo. Hay que aceptar que, si vienen de lo más profundo, no desaparecerán por mucho esfuerzo que se haga. Lo mejor, aunque no soy experto en estos temas, es quererla precisamente por esas manías, ponele, no a pesar de ellas. Si sus caprichos te resultan insoportables y sientes que no podrás seguir a su lado, dejala. Esa mujer no es para vos. Imagina que sos un tipo sencillo, conforme con tu vida sin lujos, tranquilo en la mediocridad de un barrio cualquiera. Ella sueña con alguien que le dé una vida que no puedes ofrecer. Si ceder te hace sentir menos, es hora de decir adiós. Imaginá que Pampita te da algo de bola. No es para ...
Cuaderno de notas de Santiago del Estero