Supermercado |
El problema es que siempre me olvidaba de lo que mi mujer me encargaba comprar en el supermercado. Si eran galletitas dulces, no sé por qué elegía saladas, en vez de mayonesa traía mostaza, me confundía el arroz con el fideo, la harina con la maicena, y me enredaba las cantidades de té, mate y café. Siempre la misma historia: volvía del supermercado, ella abría la bolsa y me retaba. A veces me mandaba a la esquina a comprar una Fanta y yo caminaba diciendo “¡una Fanta naranja, una Fanta naranja, una Fanta naranja!”, pero no va a creer, llegaba al kiosco y decía: “Demé una Secco—cola”. Siempre la memoria me tendía la misma trampa. Hasta que un día que me dio muchos encargos, los memoricé tal cual: Mate, café harina, palmitos, yerba, mermelada, cacao, picadillo, paté, caballa, arroz, arvejas, sardinas, atún, choclo y lentejas”. Después le puse música, vendí la lista a Marolio y ya no me olvido más.
©Juan Manuel Aragón
Jajajajajaja!!! Buena técnica!!!
ResponderEliminarVeo que los gustos dulces son desechados porque la miel es propia de abeja reina en contra de zánganos. Será por eso que así nos comparan. Lo.dulce se vuelve salado
ResponderEliminarLe da sabor a tu vida. Marolio está desde el comienzo del día..!!
ResponderEliminarS8iiiiiii
EliminarEn el país donde nos tocó pasar los ridículos y lamentables encierros por el cuento del COVID, había días en que los hombres podían salir 2nhs y otros dias las mujeres 2 horas (para los que pensaron que las medidas de Argentina fueron ridículas).
ResponderEliminarEl día que les tocaba a los hombres, uno veía en el supermercado que todos andábamos filmando y sacando fotos de cada artículo, y llamando a casa para preguntar si eso era lo que nos habían encargado comprar.
Las dos horas se consumían con la verificación