Ir al contenido principal

1833 ALMANAQUE MUNDIAL Carlos

Carlos María Isidro etcétera, el ñato de esta crónica

El 2 de octubre de 1833 comienza en España un levantamiento que deriva en la Primera Guerra Carlista


El 2 de octubre de 1833 comenzó en Talavera de la Reina, España, un levantamiento que derivó en el conflicto conocido como la Primera Guerra Carlista, enfrentando a los partidarios de Carlos María Isidro Benito de Borbón y Borbón-Parma y a los liberales que apoyaban a Isabel Luisa Josefa de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, llamada también Isabel II. En los días siguientes se multiplicaron focos insurreccionales en varias regiones, iniciando una guerra civil prolongada que marcaría amplias regiones del país.
En Talavera de la Reina, el administrador de correos, junto con Voluntarios Realistas, proclamó rey a Carlos María Isidro Benito de Borbón y Borbón-Parma como “Carlos V”. La acción fue rápida y localizada, pero tenía un fuerte contenido simbólico, al producirse justo en el momento de la transición dinástica.
Los insurrectos de Talavera fueron reprimidos pocos días después, y varios fueron detenidos al desplazarse hacia Extremadura. Se dispersaron por lugares como Berzocana y Garcíaz, y varios de ellos fueron capturados el 15 de octubre en la dehesa de la Jarilla y fusilados el 19.
El levantamiento coincidió con el día en que Fernando VII era enterrado en El Escorial. Se replicaron episodios similares los días siguientes, como en Bilbao, el 3 de octubre, o en Prats de Lluçanès, el 5. En Cuenca circularon pasquines en apoyo a don Carlos entre el 7 y el 18 de octubre.
El detonante inmediato fue el Manifiesto de Abrantes, difundido el 1 de octubre de 1833 desde Portugal, en el que Carlos proclamó sus derechos al trono. El documento rechazaba la sucesión de su sobrina Isabel II bajo la regencia de su madre, María Cristina.
El levantamiento se desarrolló en el contexto de la disputa sucesoria provocada por la Pragmática Sanción de 1830, que permitió a las mujeres heredar la corona. Carlos María Isidro Benito de Borbón y Borbón-Parma objetó la validez del reinado de su sobrina y reclamó sus derechos como heredero varón.
A partir de esos focos iniciales, estalló una guerra civil que se consolidó entre 1833 y 1840, conocida como la Primera Guerra Carlista. El conflicto enfrentó a los carlistas —defensores del absolutismo dinástico— y a los liberales o cristinos, partidarios de Isabel II y del régimen constitucional.
La guerra se extendió principalmente por las provincias vascongadas, Navarra, Aragón, Cataluña, el Maestrazgo y Valencia. En esas regiones, el carlismo encontró el mayor apoyo y logró consolidar una estructura militar que combinaba guerrillas con ejércitos regulares.
Durante años, se produjeron enfrentamientos armados, bloqueos y movilizaciones internacionales. Los carlistas recibieron respaldo moral de potencias absolutistas, mientras que los liberales contaron con ayuda externa de países como el Reino Unido, Francia y Portugal.
La intensidad del conflicto convirtió a la Primera Guerra Carlista en una de las guerras civiles más cruentas del siglo XIX en Europa, con decenas de miles de muertos y profundas fracturas en la sociedad española. El 2 de octubre de 1833 quedó registrado como el inicio formal de esa sublevación que se propagó por el territorio y marcó la historia política del siglo.

Agregado
El carlismo se convirtió en un movimiento político-militar que atravesó más de un siglo de la historia de España. Tras la Primera Guerra Carlista (1833-1840), se sucedieron la Segunda (1846-1849) y la Tercera (1872-1876), con especial fuerza en el País Vasco, Navarra, Aragón y Cataluña. Derrotado militarmente, mantuvo presencia política y social mediante círculos, prensa y candidaturas en la Restauración. 
Durante la Guerra Civil de 1936, sus milicias, los requetés, combatieron junto a los sublevados. Bajo el franquismo, parte del carlismo se integró en el régimen, aunque sectores se distanciaron por discrepancias ideológicas. 
En el tardofranquismo y la democracia, el movimiento derivó en corrientes tradicionalistas y foralistas con escasa influencia electoral. 
Aún hoy persisten agrupaciones culturales y políticas que reivindican la herencia carlista en algunos puntos de España.
Ramírez de Velasco®

Comentarios

Entradas populares (últimos siete días)

EFEMÉRIDES SANTIAGUEÑAS Del 8 de julio

¿Mengele o Ascher? En 1985, el juez del crimen de La Banda empieza un expediente para dilucidar si un criminal nazi había vivido en esa ciudad El 8 de julio de 1985, el juez del crimen de La Banda Andrés Francisco Miotti inicia una investigación para saber si Gualterio o Walter Ascher era el criminal de guerra nazi José Mengele. Unos días antes, el diario El Liberal había publicado una sensacional historia, casi una confirmación de la leyenda urbana que sostenía que un criminal de guerra nazi, había vivido en La Banda con un nombre supuesto. Walter o Gualterio Ascher había vivido en La Banda entre fines de la década del 40 y principios del 50 y se sospechaba que podría haber sido un nazi prófugo de los tribunales de Núremberg. Para iniciar su investigación, el fotoperiodista Jesús del Carmen Martínez, conocido como “Chito”, amplió una fotografía de Mengele, tomada de un libro sobre la II Guerra Mundial y la mostró a quienes decían haber conocido a Ascher. Les preguntaba si sabían ...

FÁBULA Don León y el señor Corzuela (con vídeo de Jorge Llugdar)

Corzuela (captura de vídeo) Pasaron de ser íntimos amigos a enemigos, sólo porque el más poderoso se enojó en una fiesta: desde entonces uno es almuerzo del otro Aunque usté no crea, amigo, hubo un tiempo en que el león y la corzuela eran amigos. Se visitaban, mandaban a los hijos al mismo colegio, iban al mismo club, las mujeres salían de compras juntas e iban al mismo peluquero. Y sí, era raro, ¿no?, porque ya en ese tiempo se sabía que no había mejor almuerzo para un león que una buena corzuela. Pero, mire lo que son las cosas, en esa época era como que él no se daba cuenta de que ella podía ser comida para él y sus hijos. La corzuela entonces no era un animalito delicado como ahora, no andaba de salto en salto ni era movediza y rápida. Nada que ver: era un animal confianzudo, amistoso, sociable. Se daba con todos, conversaba con los demás padres en las reuniones de la escuela, iba a misa y se sentaba adelante, muy compuesta, con sus hijos y con el señor corzuela. Y nunca se aprovec...

FURIA Marcianos del micrófono y la banca

Comedor del Hotel de Inmigrantes, Buenos Aires, 1910 Creen saber lo que piensa el pueblo sólo porque lo nombran una y otra vez desde su atril, lejos del barro en que vive el resto Desde las olímpicas alturas de un micrófono hablan de “la gente”, como si fueran seres superiores, extraterrestres tal vez, reyes o princesas de sangre azul. Cualquier cosa que les pregunten, salen con que “la gente de aquí”, “la gente de allá”, “la gente esto”, “la gente estotro”. ¿Quiénes se creen para arrogarse la calidad de intérpretes de “la gente”? Periodistas y políticos, unos y otros, al parecer suponen que tienen una condición distinta, un estado tan sumo que, uf, quién osará tocarles el culo con una caña tacuara, si ni siquiera les alcanza. Usted, que está leyendo esto, es “la gente”. Su vecino es “la gente”. La señora de la otra cuadra es “la gente”. Y así podría nombrarse a todos y cada uno de los que forman parte de esa casta inferior a ellos, supuestamente abyecta y vil, hasta dar la vuelta al m...

SANTIAGO Un corazón hecho de cosas simples

El trencito Guara-Guara Repaso de lo que sostiene la vida cuando el ruido del mundo se apaga y solo queda la memoria de lo amado Me gustan las mujeres que hablan poco y miran lejos; las gambetas de Maradona; la nostalgia de los domingos a la tarde; el mercado Armonía los repletos sábados a la mañana; las madrugadas en el campo; la música de Atahualpa; el barrio Jorge Ñúbery; el río si viene crecido; el olor a tierra mojada cuando la lluvia es una esperanza de enero; los caballos criollos; las motos importadas y bien grandes; la poesía de Hamlet Lima Quintana; la dulce y patalca algarroba; la Cumparsita; la fiesta de San Gil; un recuerdo de Urundel y la imposible y redonda levedad de tus besos. También me encantan los besos de mis hijos; el ruido que hacen los autos con el pavimento mojado; el canto del quetuví a la mañana; el mate en bombilla sin azúcar; las cartas en sobre que traía el cartero, hasta que un día nunca más volvieron; pasear en bicicleta por los barrios del sur de la ciu...

CONTEXTO La inteligencia del mal negada por comodidad

Hitler hace el saludo romano Presentar a Hitler como enfermo es una fácil excusa que impide comprender cómo una visión organizada del mundo movió a millones hacia un proyecto criminal De vez en cuando aparecen noticias, cada una más estrafalaria que la anterior, que intentan explicar los horrores cometidos por Adolfo Hitler mediante alguna enfermedad, una supuesta adicción a drogas o un trastorno psicológico o psiquiátrico. Sus autores suelen presentarse como bien intencionados: buscan razones biológicas o mentales para comprender el origen del mal. Sin embargo, esas razones funcionan, en cierta forma, como un mecanismo involuntario o voluntario quizás, de exculpación. Si hubiese actuado bajo el dominio de una enfermedad que alteraba su discernimiento, los crímenes quedarían desplazados hacia la patología y ya no hacia la voluntad que los decidió y la convicción que los sostuvo. En el fondo, ese gesto recuerda otros, cotidianos y comprensibles. Ocurre con algunas madres cuando descubre...