Amigos son los amigos |
Un dilema que se plantea a alguna gente que tiene muchos amigos y quiere seguir la joda en otra parte
La barra de los muchachos que se reúne regularmente, de repente quiere emprender un viaje. No importa dónde, la cuestión es pasar unos días, como antes, cuando eran jóvenes y se juntaban todos los sábados a jugar a la pelota, salían esa misma noche en patota, y volvían a la madrugada. Algunos la seguían el domingo con un asado. Bueno, algo así, pero en otra ciudad, sin trabajo a la vista, sin horarios, si es posible sin teléfonos y sin las obligaciones que les generaría seguir en Santiago.
El problema, para algunos, es que ya tienen más de 40 años, se ven como viejos, haciendo lo mismo que los hijos. “Dejensén de joder —dicen— ya somos grandes para andar en esas cosas de chicos”. Los demás los acusan de malos amigos: “Ustedes lo que quieren es romper el grupo que venimos manteniendo desde que éramos changos”. Los otros responden: “Ese es el problema, que quieren portarse como niños y ya no lo son”.
Cualquiera que los viera de afuera podría decir que están peleando por tilinguerías de niño pijo, como dicen los españoles: “Yo aquí sudando la gota gorda para conseguir unos mangos, y estos se preocupan porque algunos no quieren viajar de joda, má, sí, que hagan lo que quieran, que me importa”.
Pero dejemos este tema de la plata afuera, ¿usted qué haría?, ¿va o no va? Unos sostienen que gastarían esa misma cantidad de dinero en comprarle algo lindo a la señora, a los hijos. Los llevaría a pasear a otra parte, ahora que se viene el fin de semana largo de Carnaval. Otros dicen: “A los muchachos del fútbol los conozco de toda la vida, nunca me han fallado, estuvieron conmigo en las buenas y en las malas, no se merecen que no los acompañe. Voy con ellos hasta el fin del mundo”.
¿Y yo, qué digo? A mí justamente no tienen que preguntarme, soy medio hosco, poco demostrativo, bicho raro y me gusta andar siempre solo o con mi familia más cercana, mujer, hijos y pare de contar. Así no vale, diría alguno. Después de plantear el problema hay que jugarse. Si es así, le respondo: vida, lo que se dice vida bien vivida y con todas las de la ley, hay una sola. Ya sea que piense ir con los amigos o quedarse tranquilo con la familia en Santiago, si sigue esa premisa y le parece que está bien, entonces está bien. Si no, no.
Pero en cualquiera de los dos casos tenga bien presente una cosa: Cachi no paga.
©Juan Manuel Aragón
El problema, para algunos, es que ya tienen más de 40 años, se ven como viejos, haciendo lo mismo que los hijos. “Dejensén de joder —dicen— ya somos grandes para andar en esas cosas de chicos”. Los demás los acusan de malos amigos: “Ustedes lo que quieren es romper el grupo que venimos manteniendo desde que éramos changos”. Los otros responden: “Ese es el problema, que quieren portarse como niños y ya no lo son”.
Cualquiera que los viera de afuera podría decir que están peleando por tilinguerías de niño pijo, como dicen los españoles: “Yo aquí sudando la gota gorda para conseguir unos mangos, y estos se preocupan porque algunos no quieren viajar de joda, má, sí, que hagan lo que quieran, que me importa”.
Pero dejemos este tema de la plata afuera, ¿usted qué haría?, ¿va o no va? Unos sostienen que gastarían esa misma cantidad de dinero en comprarle algo lindo a la señora, a los hijos. Los llevaría a pasear a otra parte, ahora que se viene el fin de semana largo de Carnaval. Otros dicen: “A los muchachos del fútbol los conozco de toda la vida, nunca me han fallado, estuvieron conmigo en las buenas y en las malas, no se merecen que no los acompañe. Voy con ellos hasta el fin del mundo”.
¿Y yo, qué digo? A mí justamente no tienen que preguntarme, soy medio hosco, poco demostrativo, bicho raro y me gusta andar siempre solo o con mi familia más cercana, mujer, hijos y pare de contar. Así no vale, diría alguno. Después de plantear el problema hay que jugarse. Si es así, le respondo: vida, lo que se dice vida bien vivida y con todas las de la ley, hay una sola. Ya sea que piense ir con los amigos o quedarse tranquilo con la familia en Santiago, si sigue esa premisa y le parece que está bien, entonces está bien. Si no, no.
Pero en cualquiera de los dos casos tenga bien presente una cosa: Cachi no paga.
©Juan Manuel Aragón
Tal cual pasa.
ResponderEliminarY sí! Siempre hay changos que hacen ese tipo de proyectos! Empiezan 10 o 12 y terminan yéndose dos o tres, generalmente son aquellos que están dispuestos a afrontar la mala cara o la recriminación al regreso del viajecito!! Jajajaja!
ResponderEliminarPerfecto comentario para quien tiene familia.
ResponderEliminarPero cuando los valores cambian uno siente que familia no es tener la misma sangre !
Familia es tener los mismos códigos !!
Es sanador cortar con lo tóxico .para mí
Menos es más...
Maria
Creo estoy de acuerdo con vos, los que salen y pasan la noche, fuera de su casa, creo no se dan cuenta el ridículo que hacen, más teniendo hijos que empiezan a salir . Hay que dar el ejemplo.pueden juntarse un rato y tomar un café, a la tarde, después que no se quejen si las mujeres , esposas hacen lo mismo, y ahí se pudre todo.
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