Ir al contenido principal

AMORES Bombón exquisito


“Ahora, que no tenemos un héroe vivo ni en la Argentina ni en el exilio, pienso que deberían regresar los tiempos del fin de la infancia”


El año que murió el General andaba en segundo de la secundaria, platónicamente embelesado por una gordita a la que una amiga le avisó que estaba enamorado de ella. Complicaciones del lenguaje, no decíamos “tal chica me gusta” sino, porque ya éramos grandes y nos merecíamos un sentimiento supuestamente más profundo, largábamos: “Gusto de Fulanita de Tal”.
En vez de mandarle a decir que quería salir con ella, que quizás podríamos ser novios si me daba una oportunidad, le indiqué a mi amiga que le informe que estaba perdidamente enamorado, que me llevaba el alma, que haría lo que fuera por una mirada, un gesto, un saludo, una sonrisa de ella y que cuando pasaba cerca me costaba respirar. No era verdad, pero había una cosa que me daba en el estómago cada vez que la veía.
Bastó con que mi amiga la pusiera al corriente para que la chica, que luego adelgazó hasta convertirse en uno de los bombones más exquisitos de Santiago, me ignorase del todo. Bien hecho, pienso ahora, su vida entera habría sido una verdadera desgracia si hubiera dedicado, aunque sea un pensamiento para considerar la posibilidad remota de poner un pequeño interés en mí.
En fin, fue mi primera experiencia en cuestiones de amor. Con los años fui avanzando de a pasitos y de cada fracaso aprendí un poco. A la segunda le di la oportunidad de que me dijera en la perra cara que no quería saber nada conmigo. Con la tercera alcanzamos a salir un tiempito, la acompañaba a la salida del Anglo, pero nunca me animé a declararme, como se estilaba en aquellos lejanos días, y un buen día me percaté de que la estaba esperando otro chango, me hice el otario y me mandé a mudar.
Con la siguiente llegué a caminar de la mano y nada más, ¡todo un avance! A la que vino luego le alcancé a chantar un beso en la boca en el club Olímpico y eso fue todo, me dijo que qué me había creído, que cuándo me había dado permiso para hacer algo así, se limpió los labios con el revés de la manga y nunca más la volví a ver. “Agradecé que no mando a mis hermanos para que te peguen y te dejen tirado en una zanja cualquiera”, fueron sus palabras al mandarse a mudar de la pista de baile.
Con la que vino detrás de esa ya nos besábamos todo el día. Pero habían pasado algunos años desde la primera, mientras creíamos que el recuerdo del General se diluía en el aire porque sordos ruidos oír se dejaban de corceles y de acero.
Ahora, que no tenemos un héroe vivo ni en la Argentina ni en el exilio, pienso que deberían regresar los tiempos del fin de la infancia cuando el mundo se revelaba maravilloso, inesperado y atroz. No sé si para mirar cómo pasan las muchedumbres convencidas porque sí nomás, de la grandeza de un prócer que deja su destierro y proscripción para morir en su tierra, o para estar enamorado de nuevo de aquel primer amor malogrado, con un nudo en la panza, aguardando una respuesta que me haría vivir el primer desengaño de una interminable lista de amores contrariados.
Una sola vez en la vida la volví a ver a la chica que adelgazó. Bueno, estaba algo gordita de nuevo. Trepó a un auto de esos grandes, con una marca importante, salió a todo lo que daba haciendo chillar las gomas contra el asfalto. Creo que me vio.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

  1. Buen día Juan. La verdad que es un hermoso día para hablar de amor y permitime decirte lo que decía mi tía: Que me vas hablar de amores a mi , si yo le presté a muchos hombres ja ja ja.

    ResponderEliminar
  2. Jajajaja y cuántas deben haber estado muertas por vos , alto , ojos claros , blanquito , con plata .... Te imaginas los sueños que habras causado ,con tu diario trajinar, mirabas a la incorrecta , a la que no se merecía , a la apariencia sin los ojos del corazón , pero en todos lados estaban ellas esperando que pases , en las veredas , en los kioscos , en las esquinas , hablaban de vos ... Y el niño ?.... Esperando a la incorrecta

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

AÑORALGIAS Santiago querido

La Secco Somera lista (a completar), de lo que hay todavía en la ciudad mágica habitada por los santiagueños, sus sueños y saudades Algunas cosas que antes sabía haber en Santiago y no hay más, se perdieron para siempre, consignadas en este sitio para que al menos quede su recuerdo. Esta lista la publiqué hace algunos años en Feibu y los amigos la completaron. 1 Helados “Kay”, más ricos no hay. 2 El auto Unión, (con motor de dos tiempos, como la Zanella). 3 Las heladeras Vol-Suar. 4 Las prohibidas del Renzi (¡Coca!, cuánto amor). 5 La bilz de Secco (la de ahora no es lo mismo, qué va a ser). 6 El Santa Ana, El Águila, empresa Robert, el Manso llegando desde el fondo del saladillo. 7 Cheto´s bar. 8 El peinado batido de las mujeres. 9 El jopo (ha vuelto, pero como mariconada). 10 La nueva ola y los nuevaoleros. 11 El Tuco Bono. 12 El departamento Matará. 13 Panchito Ovejero vendiendo billetes de lotería. 14 La Porota Alonso. 15 La Gorda de Anelli. 16 Tala Pozo. 17 Mi tata. 18 Panadería L

LEYENDA El remís con chofer sin cabeza

Imagen de Facebook de David Bukret Un misterioso auto circula por las calles de Santiago y La Banda: un caso que está dando que hablar en todos lados Un hombre detiene su motocicleta en el parque Aguirre, lleva una mujer atrás, son las 3 de la mañana. Se apean debajo de un eucalipto, justo cuando empiezan a besarse aparece un auto, un remís que los encandila y se queda parado, como esperando algo. Ella pega un grito: “¡Mi marido!”, suben de nuevo a la moto y se van. Antes de irse, el hombre observa que en el remís no hay nadie, parece vacío, pero ya ha acelerado, a toda velocidad y no se va a detener. Ha pasado varias veces, según cuentan los parroquianos en el café con nombre y apellido, en una historia que va pasando de mesa en mesa, repitiéndose todos los días con más detalles. Las mentas hablan de un remís que aparece de manera impensada, no solamente cuando detecta traiciones amorosas, sino que asustó a varios muchachos que andaban trabajando de noche en casas que no eran las suya

EVOCACIÓN El triste final de la Dama de Hierro

Mercedes Marina Aragonés El recuerdo para quien el autor de esta nota llama Dama de Hierro, algunas anécdotas y la apreciación sobre una personalidad controvertida Por Alfredo Peláez No fue el final que posiblemente soñó en sus años de poder y esplendor. Cuando el nombre Nina paralizaba hasta el más taimao. Se fue en silencio, casi en puntas de pie, como vivió sus últimos años. Muy pocos lloraron a Marina Mercedes Aragonés de Juárez, la dama que supo ser de hierro, en tiempos idos. Seguramente coqueteó en esos años con un funeral al estilo Evita, con su féretro en el salón principal de la Casa de Gobierno, o en el Teatro 25 de Mayo, y largas colas de santiagueños para darle el último adiós. Pero solo fueron sueños de diva. Nada de eso ocurrió. Los diarios santiagueños apenas se hicieron eco de su fallecimiento. Al fin y al cabo, más importante eran los 470 años del pago que ella intento domesticar a rienda corta y chicote. Quedarán miles de anécdotas que la tuvieron como protagonista.