José Luis Chilavert hace el primero
El 2 de octubre de 1994, José Luis Chilavert, arquero de Vélez Sarsfield, marcó el primer gol de tiro libro del fútbol argentino en un partido con Deportivo Español
El 2 de octubre de 1994, el arquero de Vélez Sarsfield, José Luis Chilavert marcó el primer gol de tiro libro del fútbol argentino. Fue el único tanto en un partido con Deportivo Español.Chilavert es uno de los máximos ídolos del club Vélez Sarsfield y de la selección paraguaya de fútbol. Y es el segundo mayor arquero que más goles convirtió en el mundo con 62 tanto, 45 de penal. Es superado solamente por el brasileño Rogerio Ceni, con el escalofriante récord de 113 anotaciones.Chilavert debutó en 1985 en San Lorenzo, y en 1988 fue transferido al Zaragoza de España, en el que estuvo hasta 1991. Luego volvió al país para recalar en Vélez, club en el que protagonizó su etapa futbolística más exitosa: ganó cuatro títulos locales, una copa Libertadores, una Intercontinental, una Supercopa, una Recopa Sudamericana y una Interamericana.Con la selección de Paraguay jugó dos Mundiales y muchos partidos internacionales, como cuando le marcó a Germán Burgos por Eliminatorias en el Monumental. Hay arqueros que siguieron seguir su legado como Ceni, Sebastián Saja, Agustín Orión, Diego Rodríguez y Cristian Luchetti, pero Chila, como abreviaban todavía su apellido los velezanos es siempre recordado en el fútbol argentino como el portero que mejor pateaba penales y tiros libres.
En el partido contra Deportivo Español ya estaban cumplidos los 90 minutos y el árbitro Aníbal Hay sancionó un tiro libre a favor de Vélez en la media luna del área visitante. "José Luis, andá vos" ordenó Carlos Bianchi, el técnico desde el banco de suplentes. Ante el pedido del conductor, cruzó el campo de juego hasta llegar al lugar desde donde debía ejecutarse la infracción. En el arco, que da a la General Paz, su colega Marcelo Pontiroli (había reemplazado a Pedro Catalano en el entretiempo) acomodó a sus defensores en una barrera que en cualquier otra circunstancia hubiera cumplido su propósito sin mayores inconvenientes.
Cuando sonó el silbato Chilavert le pegó a la pelota suavemente con la parte interna del pie izquierdo, el tiro superó la pared humana y se hundió en el ángulo superior derecho del arco, ante un portero rival que se quedó quieto.
Después, Chilavert repetiría sus goles de tiro libre, en otros partidos en que los rivales estaban preparados para ello, pero ese primer tanto de un arquero, con pelota parada, quedó para la gloria del cuadro, al haber sido el primero y marcar otra época en la vida de los jugadores de fútbol que juegan con guantes de portero.
©Juan Manuel Aragón
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