Los chicos juegan con inocentes fuegos artificiales |
Puede haber pirotecnia que daña el oído de los perros y otras mascotas y otra que hace bien, todo depende amigos
Como todos los años, para estas fiestas empiezan a salir los amantes de las mascotas advirtiendo que el estruendo de los cohetes les hace mal. Mucha gente se hizo eco de este consejo y dejó de tirar cohetes que hacen ruido, se volcó a las inocentes estrellitas, a los pacíficos y bellos globos aerostáticos, a las cañitas voladoras, los famosos volcanes, las mágicas ruedas giratorias. O directamente usó ese dinero para comprar más pan dulce, turrones, sánguches de miga.Los perros y gatos tienen una capacidad auditiva mucho más aguda que la de la gente. Perciben frecuencias y sonidos de mayor intensidad, por lo que los ruidos fuertes como los de los fuegos artificiales pueden resultarles extremadamente molestos.Los estallidos repentinos y estrepitosos generan miedo en muchos animales, que no comprenden el origen ni el motivo de los sonidos. Esto deriva muchas veces, en episodios de estrés, ansiedad, que los pueden llevar incluso a atacar a sus amos o a terceros.
Durante muchos años fue una gracia observar cómo los perros se escondían bajo las camas cuando llegaba la que se llamaba “la hora de los pitos”. Por suerte el mundo entero abandonó estas crueldades inútiles y tiene consideración con el hermano perro, el hermano gato, el hermano canario.
Cada año vienen disminuyendo los cohetes de los festejos, aunque, lógicamente, muchos desoyen la advertencia sobre el bullicio inútil de la cohetería navideña y findeañera, porque se les hizo carne la tradición de que la huida del año que se va debe ser homenajeada con mucho ruido. Viene siendo una manera de alejar el espanto que fue, en muchos sentidos, este año que pasó.
Claro, hay cohetes malos y cohetes buenos. Los malos son los de la gente común, los suyos don, los de su vecino y los de los chicos de la esquina, que no entienden lo mal que hacen a los perros del vecindario. Los buenos son los que todos los años, para la fiesta del 25 de julio en la fiesta de Santiago Apóstol, lanza la Municipalidad de la Capital, sin hacer caso de su propia advertencia. Quizás hay algo que viene provocando que esos cohetes no les caigan mal a las pobres mascotitas, mientras los de Año Nuevo son por demás dañinos.
¿Usted qué opina?
Juan Manuel Aragón
A 31 de diciembre del 2024, en casa. Esperando el lechón.
Ramírez de Velasco®
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