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| Juan Esteban Pedernera |
Nota publicada por primera vez el 12 de diciembre de 1992, en el diario El Liberal
Por Juan Manuel Aragón (padre del autor de este blog)
A don Cornelio de Saavedra, que preside el primer gobierno propio, no se lo incluye en la lista de presidentes. Dicen que porque no teníamos Constitución. Era provinciano. Y a Rivadavia, que quería aplicar otra Constitución y que las provincias no lo admitieron, sí se lo considera presidente. Era porteño.En la lista de presidentes cuyos retratos aparecían en los australes figuraba Pellegrini (10.000 australes), un porteño vicepresidente que ejerce la presidencia por renuncia del cordobés Juárez. Y en cambio se lo saltea al general don Juan Esteban Pedernera que se hace cargo cuando don Santiago Derqui (10 australes) tiene que dejarla.Pedernera era provinciano, nacido en San José del Morro, San Luis, en 1796. Sus padres lo enviaron a estudiar con los franciscanos en Mendoza, pero en 1815 huye del convento y se incorpora a las tropas que el gobernador prepara para ir a Chile. Desde entonces prolijamente se halla en todas las campañas, en todas las batallas, en todos los esfuerzos que realiza San Martín en Chile y el Perú, y retirado San Martín todavía sigue unos años más.
Vuelve justo a tiempo para pelear contra el Brasil. Se pliega a Lavalle para instalar su gobierno de facto y luego junto a Paz combate a las provincias. Vencidos, tiene que retirarse. Hallándose en Chile cruza la cordillera para sumarse a Brizuela y Lavalle en su nuevo levantamiento, y en la derrota es uno de los fieles que llevan sus restos hasta Bolivia. Se incorpora al ejército peruano.
Después vuelve. En 1855 es senador por San Luis y en 1860 vicepresidente junto a Derqui. Buenos Aires está separada de la Confederación y la situación se complica. Urquiza vence en Cepeda, pero en vez de aprovechar el triunfo para afirmar la política que restituya la provincia díscola al ámbito común, permite que la camarilla que domina Buenos Aires siga en el poder, con Pavón como consecuencia lógica.
El país federal y el ejército federal son más poderosos que los ideólogos liberales, pero Urquiza se deja convencer de que su gloria consiste en dejarse dominar por ellos. Con razón el presidente Derqui afirma que "Urquiza entregaría maniatado al partido nacionalista de la República, con tal que lo dejasen tranquilo en Entre Ríos".
Derqui sabe que el ejército no ha sido derrotado en Pavón a pesar de la retirada de Urquiza. El 19 de septiembre delega el gobierno en el general Pedernera y sale a campaña a hacerse cargo de la situación. Insta a Urquiza a ponerse al frente de las tropas como es su obligación de militar, pero Urquiza no le lleva el apunte al presidente civil y se declara "en paz" en su estancia de San José. Busca apoyos provinciales, pero es inútil, pues nada pueden hacer los desorganizados federales faltándoles su primera lanza.
Había proclamado Derqui "tengo el deber de salvar al país", pero ante la defección del jefe del ejército acepta un buque que le ofrece el embajador inglés para irse a Montevideo. Al vicepresidente en ejercicio de la presidencia le pasa una nota avisándole que él tiene que "separarse de hecho".
Y como el poder real gira en torno al ascendente general Mitre, el 12 de diciembre de 1861 el presidente Pedernera decide cesar en sus funciones. Una vida de esforzados sacrificios, pero ni en los desvalorados australes figurará.
Ramírez de Velasco®



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