He ahí una mujer sofisticada |
Los sofistas eran pensadores que creían en la belleza de los argumentos y en su lógica antes que en su naturaleza verdadera, de ahí vienen los sofisticados
En este sencillo, pero no menos emotivo acto se da por inaugurada oficialmente, la sección, dos puntos, “Discutiendo al diccionario”, dedicada, justamente, a mostrar las falacias del mataburros, sus enredos y a veces, hasta sus embustes. Si a la Real Academia Española de la Lengua le consulta por el vocablo sofista, le dirá: “Que se vale de sofismas”, Entonces averigua qué es sofisma y avisa que es: “Razón o argumento falso con apariencia de verdad”, y hasta ahí todo bien. Pero si le pregunta qué es sofisticado, llantea un poco o, mejor dicho, de ahí se agarra uno para entrar a discutir.Porque entrega varias acepciones para sofisticado. La primera es: “Falto de naturalidad, afectadamente refinado”. La segunda: “Elegante, refinado”. La tercera: “Dicho de un sistema o de un mecanismo: Técnicamente complejo o avanzado”. Y disculpen los señores que escriben este diccionario, pero tampoco le acierta con los sinónimos: “Elegante, refinado, exquisito, mundano, artificial, complejo, avanzado, complicado”.Sofisticado se genera en la misma palabra, sofista, que en griego significaba literalmente maestro y también sabio. Una de las tantas razones del nacimiento de la filosofía es que se trataba de un sistema para combatir los sofistas. El filósofo no se considera sabio sino amante de la sabiduría, es quien la busca, no el que afirma que ya la agarró del pescuezo. La diferencia parece poquita, pero es una enormidad.¿Qué pensaban los sofistas? Para decirlo de una manera sencilla, querían explicar todos los fenómenos por medio de la razón. Usted dirá que es imposible conocer a un sofista, porque todos se murieron antes de la llegada al mundo de Nuestro Señor Jesucristo. Bueno, es falso, como que la propaganda que se hace de cualquier producto: jabones, casas, vacaciones, candidatos, autos, puede ser muy bonita, convincente, mostrarle mundos de colores hermosos, pero es falsa. Ni el jabón limpia tan limpio ni la casa es tan amplia ni las vacaciones son tan placenteras ni el candidato piensa hacer lo que sostiene que hará ni el auto es tan cómodo.
Hubo sofistas famosos en la Grecia aquella. Protágoras de Abdera sostenía: “El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto son y de las que no son en cuanto no son”. Vé po vos. Gorgias era otro, defendía la idea de que “nada existe”, pero “si existiera no se podría conocer”. No se explicará aquí en qué fallaban esos argumentos, porque han sido rebatidos hasta el cansancio —el hartazgo, diría —por filósofos posteriores. Además, salta a la vista su falsedad y sería ofender su inteligencia, oh, paciente lector, explicarle por qué. Pero hubo más de esta clase de pensadores: Parménides de Elea, Hipias de Elide, Pródico de Ceos, Antifonte, Critias, Trasímaco. Y otros, por supuesto. Algunos gozan hasta hoy de un prestigio bien merecido porque sus ideas no estaban tan erradas y varios de sus postulados se siguen usando, aunque sea con otros fines.
La profesión de sofista no terminó en Grecia, siguió hasta nuestros días, sólo que ahora no usan luenga barba ni se visten con una sábana como pintan a los atenienses de aquel tiempo. Tome por caso uno solo de los modernos, Juan Domingo Perón. Que dijo, parodiando a Aristóteles: “La única verdad es la realidad”. Y nadie se le paró para responderle: “Oiga, la única verdad es la verdad, porque lo que usted nos quiere mostrar como realidad es una verdad a medias o una mentira”. O Fernando de la Rúa, también argentino, que al embaucarnos con el “dicen que soy aburrido”, pretendió que creyéramos que su futuro gobierno sería tan bueno, que nos cansaríamos de tanto no tener noticias que comentar y al final hubo un jaleo que te la voglio dire. Para no hablar de quien sostuvo que pelearía contra lo que llamó “la casta” y luego no le tocó ni un pelo ni la molestó ni nada. Esa es gente sofisticada, tiene argumentos que, a los oídos de los incautos parecen perfectos, pero luego se descubre que eran mentiras.
Se lo explico de otra forma, por si no captó. Una mujer sofisticada no es una elegante y glamurosa, sino aquella que, con un buen maquillaje, peinada a la moda, con ropa adecuada, disimula las imperfecciones de su cuerpo y engaña a los ingenuos que, obnubilados por su falsa belleza, intentan abordarla.
El mecanismo que hace funcionar una bomba de agua, un martillo neumático, un ascensor de edificios por dar pocos casos, no es sofisticado, sino, a los ojos de quienes no entienden mucho de electricidad, a lo sumo será complicado. Sofisticado sería algo que, con forma de ascensor, tuviera la función de bombear agua, porque engañaría con su falsa apariencia.
Está bien, usted dirá que el idioma cambia y aquello que antes significaba una cosa, después quiere decir otra. Y se le dirá que sí, tiene razón. Pero también piense en que es mejor conocer cómo se originaron ciertas palabras, para luego usarlas con más propiedad. La lengua es una herramienta y si bien en algunos casos es posible usar un cuchillo cual destornillador, mucho mejor es el destornillador propiamente dicho, pues hará su trabajo con más eficiencia y celeridad.
Bah, digo. Pero si usted piensa otra cosa, abajo hay lugar para discutir, pelear, insultar y vilipendiar a todo el mundo. Empezando por yo, obviamente.
Juan Manuel Aragón
A 18 de mayo del 2024, en Huilla. Preparando un choripán.
©Ramírez de Velasco
Buenísimo Juan querido...me gustan estos temas...me desburre' un poco más con lo tuyo..gracias..SEVERO..
ResponderEliminarInteresante el tema Juan, porque toca varios aspectos sobre los que se puede profundizar y reflexionar.
ResponderEliminarLo del diccionario es algo que tiene varias implicancias; por proponer varias acepciones de un término termina siendo ambiguo y confuso porque da a todas la misma relevancia. Al mismo tiempo se convierte en justificativo de quienes usan un mal lenguaje, porque "está en el diccionario". El aportar sinónimos rebuscados y no relacionados aumenta esa confusión.
El psicólogo Cansdiense Jordan Peterson sostiene que toda corriente de pensamiento desde la antigüedad, aunque errada, ha tenido la importancia de haber inducido la aparición de nuevas corrientes de pensamiento, motivadas aunque más no fuera por el cuestionamiento a las anteriores. No hubiera habido un Sócrates sin el pensamiento de los filósofos pre-socráticos, ni un Platón sin Sócrates, ni un Aristóteles sin Platón. Y a menudo los unos contradecían a los otros. Esa ha sido la dinámica de la evolución del pensamiento y ahí radica el valor de cada uno de ellos.
Hay que ver hoy la que estamos pasando al haber la libertad de expresión sido avasallada por la corrección política y el núcleo familiar atacado por políticas de género, inclusión y equidad tribal, gracias a filósofos marxistas deconstructivistas franceses como Derrida y Foucault. Habrá que esperar que toda esa basura decante para que surjan nuevas corrientes de pensamiento que, esperemos, reinstalen en la sociedad el valor de la familia y los valores y principios judeo-cristianos, que permitieron el desarrollo y preponderancia de nuestra cultura occidental en el mundo.
Esperemos también que ello ayude a revertir la "sofisticación" femenina, tan exacerbada por la invención del botox, la silicona, los postizos, feisbuc, tictoc y onlifan. No te parece?
Hola. Soy Pilpinto Santos el hombre que peleó con el diantre. Entiendo que sofisticada era una tía del pago , que al bañarse confundia , pero al verla de cerca te encontrabas que solo se había peinado por ensima de su larga cabellera y dejaba ver sus cotos de pelos enredados y por debajo y sufalda le trascendia el aroma a ishpa de varios días.
ResponderEliminarBueno , yo no soy un ínclito y según mi entender esa mujer era Sofisticada.
Creo que si Juan Aragon se sacaría el bigote es pico moto. de ser así ¿ seria sofisticado ?
Ya me tomaré un tiempito para responderle a ud Pirpinto.
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