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SEXO Los pronombres en Tribunales

Tribunales de Santiago

Hallan a dos hombres teniendo relaciones carnales en un baño y al no consignar sus nombres, el resto de los trabajadores también son sospechosos

En tercer grado de antes enseñaban los pronombres personales, repasen niños: yo, tú, el, nosotros, vosotros, ellos. El periodismo tiene esas cosas, ¿no?, muchas veces dice el pecado, pero no el pecador. El drama es cuando se termina comprometiendo a cientos o quizás miles de personas, sólo por no dar el nombre de dos. O, digámoslo también, sólo por publicar una noticia que no le importa a nadie, que sirve solamente para alimentar la morbosidad de los lectores.
Ahí está el título de uno de los diarios de ayer, de Santiago del Estero: “Hallan a dos empleados judiciales teniendo sexo en un baño de Tribunales”. ¿Usted tiene un amigo que trabaja ahí?, bien puede haber sido uno de los encontrados en pleno comercio carnal, en un baño del honorable palacio desde el cual se imparte Justicia.
Usted dirá que su amigo no es, porque se trata de un respetable padre de familia, un acreditado y virtuoso ciudadano, un marido intachable, un caballero sin mancha, que jamás haría lo que dice el diario: “Los hombres dieron rienda suelta a la pasión y habrían sido fotografiados”. Pero, al no consignar nombres, inmediatamente quedan tocados por la sospecha todos los que trabajan en Tribunales, desde el último ordenanza hasta el capo di tutti gli capi del Superior Tribunal de Justicia.
Cualquiera podría haber sido. ¿Quiere más morbosidad?, la noticia también avisa que fueron fotografiados, así que, en una de esas, su amigo le puede facilitar una, así ve esa asquerosidad, con sus propios ojos. También dice el diario: “Los acusados del inmoral hecho ya fueron individualizados”. Así que su amigo además de darle las fotos podría avisarle quiénes son. En una de esas uno es, a su vez, amigo suyo, o un conocido o el conocido de un pariente.
Pero también puede suceder que nunca sepa quiénes fueron los dos “inmorales”, según los califica el diario. Entonces, para usted y para muchos lectores, todos los empleados de Tribunales van al baño a dar “rienda suelta” a sus pasiones.
Porque si ninguno ha sido, entonces todos han sido.
Peor todavía, las mujeres, las novias, las madres de todos los empleados de Tribunales, tienen derecho a sospechar que su marido, su novio o su hijo fue quien se halló involucrado en el asunto.
La nota va a terminar con un lugar común de este tipo de comentarios, pero qué le va a hacer amigo, a veces no es posible escapar de los clichés del pensamiento del hombre corriente, que no tiene corona y sabe que, si un día lo pescan en cualquier cosa, saldrá escrachado con todas las de la ley.
Y es la siguiente.
Distinto habría sido el caso si hubieran hallado a una empleada doméstica robando las joyas de la patrona, ahí si habría salido su foto, su nombre y apellido, su apodo, domicilio, número de documento, señas particulares, nombre del marido, los hijos y, por las dudas, una recomendación para que nunca más nadie la quiera tomar como empleada, porque es una ladrona.
Si los empleados no estaban haciendo nada tan malo, como dice la nota, si es solo una falta menor, bien podrían haber consignado su nombre. Al menos como una consideración hacia los demás trabajadores de Tribunales, para que no tengan que andar aclarando en todas partes que ellos no eran.
Pero lo mejor hubiera sido no publicar semejante suciedad, ¿no le parece?
Juan Manuel Aragón
A 15 de noviembre del 2024, en San Roque. Dando agua al mancarrón.
Ramírez de Velasco®

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