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1975 AGENDA NACIONAL Born

Jorge Born secuestrado

El 20 de junio de 1975, los terroristas de Montoneros liberan a Jorge Born luego de nueve meses de secuestro

El 20 de junio de 1975, en una casona ubicada en la calle Libertad 244, Acassuso, norte del Gran Buenos Aires, la organización terrorista Montoneros liberó a Jorge Born, heredero del grupo económico Bunge y Born, tras nueve meses de secuestro.
Ese viernes, coincidente con el Día de la Bandera, marcó el fin de la “Operación Mellizas”, un audaz golpe que comenzó el 19 de septiembre de 1974 y que se convirtió en el secuestro más costoso de la historia hispanoamericana, con un rescate de 60 millones de dólares (equivalentes a unos 260 millones actuales) y 3.6 millones en mercaderías distribuidas en barrios populares.
La acción, ejecutada en un contexto de creciente violencia política tras la muerte de Juan Domingo Perón, evidenció la capacidad operativa de Montoneros y la fragilidad del gobierno de María Estela Martínez de Perón.
La “Operación Mellizas” fue planeada desde enero de 1974 por la cúpula de Montoneros, liderada por Mario Firmenich, Roberto Quieto y Rodolfo Galimberti. Su objeto era golpear al “imperialismo” representado por Bunge y Born, una de las empresas más influyentes del país.
El 19 de septiembre, quince guerrilleros ejecutaron un procedimiento en la avenida Libertador, Buenos Aires. Simulando trabajos en una tubería de gas, desviaron el tráfico, neutralizaron a la custodia y asesinaron al gerente de Molinos Río de la Plata, Alberto Bosch, y al chofer Juan Carlos Pérez. Jorge Born, de 40 años, y su hermano Juan, de 39, fueron capturados y trasladados a una “cárcel del pueblo”, un escondite preparado por la organización para mantenerlos en aislamiento.
Durante el cautiverio, los hermanos enfrentaron condiciones duras. Montoneros los sometió a un “juicio revolucionario”, acusándolos de explotar a trabajadores y de respaldar la Revolución Libertadora de 1955, que derrocó a Perón. Jorge, descrito como más resiliente, negoció directamente con sus captores, logrando reducir la demanda inicial de 100 millones de dólares. Juan, en cambio, sufrió un notable deterioro físico y psicológico, lo que llevó a su liberación anticipada el 23 de marzo de 1975 tras el pago de 25 millones. Jorge permaneció cautivo hasta que se completó el monto total del rescate, una suma que incluyó dinero en efectivo, joyas y transferencias bancarias.
La liberación de Jorge Born se escenificó con un montaje mediático cuidadosamente orquestado. En la casona de Acassuso, Montoneros organizó una conferencia de prensa clandestina, a la que asistieron periodistas como Fernando del Corro de la agencia EFE, Andrew Graham-Yool del Buenos Aires Herald y un equipo de la televisión sueca. Los reporteros, trasladados con los ojos vendados, escucharon a Firmenich justificar la operación como un acto de justicia revolucionaria. Jorge, vestido con un traje nuevo proporcionado por sus captores, expresó su alivio y su deseo de celebrar su cumpleaños 41, el 22 de junio, con su familia. Tras la conferencia, fue escoltado por los periodistas Luis Guagnini y Graham-Yool hasta la estación de Acassuso.
El impacto de la operación trascendió el hecho. El dinero del rescate, administrado en parte por el banquero David Graiver, fue enviado parcialmente a Cuba en valijas diplomáticas y financió actividades de Montoneros, incluyendo, años después, aportes a la campaña presidencial de Carlos Menem en 1989.
La acción también tuvo consecuencias políticas: el 8 de septiembre de 1975, el gobierno de María Estela Martínez de Perón declaró a Montoneros “subversivos” mediante el decreto 2452/75, intensificando la represión contra la guerrilla. Jorge Born, temiendo represalias, huyó al día siguiente de su liberación al Uruguay, desde donde reorganizó su vida tras el traumático episodio.
La “Operación Mellizas” es un símbolo de la década del setenta en Argentina, un período de polarización y violencia. El secuestro de los Born no solo reflejó la audacia de Montoneros, sino también la creciente inestabilidad de un país al borde del colapso institucional. Los 60 millones de dólares pagados marcaron un récord histórico, mientras la distribución de mercaderías en barrios populares buscó legitimar la acción ante sectores sociales. Este episodio, con su mezcla de planificación militar, negociación económica y propaganda, encapsula las tensiones de una década que dejó cicatrices imborrables en la memoria argentina.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®

Comentarios

  1. Cristian Ramón Verduc20 de junio de 2025 a las 10:00

    Generosamente han repartido con barrios populares... al estilo del profesor Neurus.

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