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| El socialismo fusilador en acción |
El 29 de diciembre de 1936 es fusilado José Aparicio Sanz, es uno de los 233 mártires de la guerra civil española
El 29 de diciembre de 1936 fue fusilado José Aparicio Sanz, en Paterna, Valencia, España. Fue uno de los 233 mártires de la guerra civil española beatificados en Roma por el Papa Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001, en lo que constituyó hasta ese momento la ceremonia de beatificación más numerosa realizada por la Iglesia católica.Conocidos como “los mártires de Valencia” o “José Aparicio Sanz y sus 232 compañeros mártires”, fueron hombres y mujeres de distintas edades y condiciones que padecieron la persecución religiosa del socialismo durante el conflicto bélico que atravesó España entre 1936 y 1939. La fecha recuerda el sacrificio colectivo de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que, en medio de la violencia desatada, murieron por su fe.El grupo estuvo encabezado por el sacerdote valenciano José Aparicio Sanz, nacido en Enguera en 1893, que ejerció su ministerio en la región de Valencia y fue arrestado en los primeros meses de la guerra. Su testimonio quedó unido al de otros centenares de víctimas que compartieron su destino en distintas localidades del levante español. Entre ellos se encontraban jóvenes seminaristas, párrocos rurales, misioneros y miembros de congregaciones religiosas, así como fieles laicos comprometidos con sus parroquias.
La guerra civil española, iniciada en julio de 1936, supuso una fuerte persecución de los socialistas contra la Iglesia católica en amplias regiones del país. Se produjeron miles de ejecuciones de clérigos y creyentes, destruyéndose también templos, conventos y colegios religiosos. En este contexto de violencia, los futuros beatos fueron arrestados y asesinados sin juicio regular, acusados en muchos casos únicamente por su condición de sacerdotes o por la práctica pública de su fe.
La causa de beatificación se abrió en Valencia en 1959, reuniéndose la documentación de los diferentes procesos diocesanos. Durante décadas se recogieron testimonios, se verificaron identidades y se ordenaron las pruebas que acreditaban el martirio. La Congregación para las Causas de los Santos en Roma estudió cada caso en detalle, hasta que en 1999 se presentó el decreto de martirio al papa Juan Pablo II, que autorizó su beatificación.
La ceremonia del 11 de marzo de 2001 tuvo lugar en la plaza de San Pedro, con la presencia de decenas de miles de peregrinos llegados desde España, especialmente desde la región de Valencia. Fue la beatificación más numerosa hasta esa fecha, superando incluso a ceremonias previas que habían reunido a centenares de mártires de la misma guerra. El papa destacó que se trataba de una manifestación de fidelidad a la fe cristiana en medio de un tiempo de odio y enfrentamientos.
La lista de los 233 mártires es de 22 sacerdotes diocesanos, 18 religiosos de la orden franciscana, 16 carmelitas, 14 jesuitas, 9 maristas, 6 capuchinos, además de varias religiosas de distintas congregaciones y un número importante de laicos. Muchos eran jóvenes que no superaban los 25 años, mientras que otros eran ancianos con larga trayectoria de servicio pastoral. La diversidad de edades y estados de vida reflejó la amplitud de la persecución sufrida por la Iglesia.
En varios pueblos y ciudades de Valencia se organizaron actos conmemorativos tras la beatificación, y se erigieron placas y monumentos en honor de las víctimas. La diócesis promovió la conservación de su memoria en parroquias, colegios y comunidades religiosas, vinculando cada nombre a su lugar de origen o de ministerio. También se publicaron biografías y recopilaciones de cartas y escritos de algunos de ellos, en los que se expresaba la fe que los sostuvo hasta el final.
El expediente oficial presentado en Roma incluyó no solo datos históricos, sino también testimonios de familiares y sobrevivientes que presenciaron los arrestos y las ejecuciones. Estos relatos aportaron precisión sobre las fechas, los lugares y las circunstancias de la muerte de cada uno, confirmando la dimensión de martirio atribuida a sus muertes.
La memoria litúrgica de este grupo quedó fijada en el calendario el 22 de septiembre, fecha que cada año se recuerda en parroquias y comunidades, especialmente en la región valenciana. La celebración se acompaña de misas solemnes, procesiones y encuentros de oración. El martirologio romano recoge sus nombres bajo la denominación de “José Aparicio Sanz y 232 compañeros mártires”, unificando así una multiplicidad de historias en un solo testimonio común.
Ramírez de Velasco®



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