Pintura gauchesca de Molina Campos “Luna Cautiva” cantaba esa mujer en un aparato de radio y pensó que había sido una injusticia que el Chango Rodríguez tuviera que ir a la cárcel por eso En un aparato de radio del mugroso boliche comenzó a sonar “Luna cautiva”, cantada por una tal Soledad. Pensó que era injusto que el Chango Rodríguez hubiera tenido que ir a la cárcel sólo para que cincuenta años después la entonaran revoleando un poncho, como cualquier cosa. Lo mismo que esos otros que había sentido por la radio “Los Nocheros”. Quizás había sido una suerte para los grandes folkloristas de Salta haberse muerto a tiempo para no oírlos cantar con voz de bolero sus inmortales creaciones. Iba a pedir que apagaran la radio, pero temió molestar al resto de los parroquianos, acostumbrados a eso que el mundo moderno llama “música de fondo”, como si creyeran que viven en una película y son los cowboys. “No es que cante mal la chica esa, no, quién soy para dictaminarlo”, pensó. La cuestión es
Cuaderno de notas de Santiago del Estero