Gustavo Leguizamón |
El 27 de septiembre del 2000 murió Gustavo Leguizamón, “Cuchi”, en Salta. Fue un compositor de música folklórica, enamorado de la baguala, que dejó más de 800 obras entre zambas, chacareras y vidalas, como "la pomeña". Su seudónimo "cuchi", le viene porque cuando era niño era muy flaco. A su madre, preocupada por su delgadez, le quisieron vender unos chachos. Mirando a su hijo, dijo “Pero, si están más flacos que este cuchi”. Desde entonces le quedó el apodo. “Cuchi”, en quichua, es chancho. Había nacido en Salta, el 29 de septiembre de 1917.Era hijo de José María Leguizamón Todd y María Virginia Outes Tamayo. Se casó con Ema Palermo. Descendía de Martina Silva de Gurruchaga, heroína de la independencia. Enfermó de sarampión siendo niño y su padre le regaló una quena. Al poco tiempo tocaba El Barbero de Sevilla. Después aprendió a tocar la guitarra y el bombo, de oído, y al final el piano. Su adre quería que se perfeccionara en París, pero prefirió estudiar derecho, se recibió de abogado en 1945.Cantó en un coro universitario, jugó al rugby, enseñó historia y filosofía, fue diputado provincial, y ejerció la abogacía por treinta años hasta que abandonó. Dijo que estaba harto “de vivir en la discordia humana”.Agregó: “Me produce una gran satisfacción ver una vieja en el mercado tarareando una música mía. Una vez venía bastante enojado con todos estos inconvenientes que tiene la vida, y un changuito pasó en bicicleta, silbando la Zamba del pañuelo. Entonces lo paré y le pregunté qué es lo que silba: —No sé; me gusta y por eso lo silbo— me contestó. Ya ves, ésa es la función social de la música".
El 10 de diciembre de 1954 se afilió a la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música el 10 de diciembre de 1954, era el socio 9891.
En la década de 1940, con algo más de 25 años, trenzó una amistad entrañable con el poeta Manuel Castilla, hijo del jefe de la estación de Cerrillos, a quien en una de sus obras mayores le diría: "Padre, ya no hay nadie en la boletería". Al Cuchi y Castilla, la música les debe zambas, chacareras, carnavalitos, vidalas inolvidables de amor tragedia, miseria, sarcasmo, ternura.
Pero lo que más lo atraía era la baguala, como que sostenía que “toda gran zamba encierra una baguala dormida: la baguala es un centro musical geopolítico de mi obra”. Pero también le gustaban Johann Sebastian Bach, Gustav Mahler, Maurice Ravel, Igor Stravinsky, Arnold Schönberg y sobre todo Ludwig van Beethoven, de quien decía que era "definitivo".
También fue admirador de la obra de Enrique Villegas, “Mono” y de brasileños como Chico Buarque, Milton Nascimento, Vinicius. Sostenía que "las corrientes de música popular americana más importantes están en Brasil" y el jazzista norteamericano de Duke Ellington.
Organizó en Salta y Tucumán conciertos de campanarios (con el sonido de las iglesias), es cierto que Leguizamón saltó sobre el pentagrama y pulsó cuerdas, digitó teclados, sopló en maderas, cobres y cuernos, como se escribió alguna vez, a pura oreja. También intentó hacer un concierto de locomotoras, fascinado por "ese instrumento musical maravilloso que tiene fácilmente dieciocho escapes de gas que son sonidos y un pito con el cual se pueden hacer maravillas, por no contar su misma marcha".
Cuando era presidente Arturo Umberto Illia, fue diputado provincial extrapartidario y en tiempos del gobernador Roberto Romero, peronista, asesor cultural de la provincia. Chocó contra la burocracia que impedía importar pianos y protagonizó en la Legislatura grandes debates para propender al descongelamiento cerebral. Respetaba a Winston Churchill y despreciaba Margareth Thatcher, Malvinas fue para él una herida abierta pero no ciega, porque supo adjudicar responsabilidades cuando se preguntó “por qué fuimos y no peleamos”, pregunta que aún se siguen haciendo muchos argentinos.
Le gustaba mascar hojas de coca y defendía la costumbre, era una parte sustancial del paisaje de Salta, Con Ema Palermo tuvieron cuatro hijos, Juan Martín, José María, Delfín Galo y Luis Gonzalo.
Compuso famosas zambas, representativas de la cultura musical de Salta y de la Argentina. Sus obras tienen una armonía, ritmo y melodía característicos. Escribió Zamba del Pañuelo, Zamba del Mar, Zamba del Panza Verde con Jaime Dávalos, Chacarera del Expediente, Carnavalito del Duende, Zamba Argamonte con Manuel Castilla, Zamba para la Viuda con Miguel Ángel Pérez, Bajo el azote del Sol con Nella Castro.
©Juan Manuel Aragón
Excelente
ResponderEliminar