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| María Corredentora |
Un documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe provoca tensiones con católicos que ven amenazada su devoción
Hay un mar de fondo muy profundo en la Iglesia Católica desde la publicación de Mater Populi Fidelis por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe. El documento, que analiza y limita el uso de títulos marianos como Corredentora y Medianera, ha despertado un intenso debate interno: mientras algunos celebran su precisión teológica, otros advierten un golpe a la devoción popular y un retroceso en la relación entre la Iglesia y el pueblo fiel.El texto peca de excesiva prudencia doctrinal y de poca sensibilidad pastoral. Al desaconsejar títulos usados durante siglos, el Vaticano introduce confusión entre los creyentes que, desde la infancia, han aprendido a invocar a María con esas palabras. Esta decisión erosionará la confianza y debilitará las expresiones más vivas de la fe.La tradición mariana nunca ha sido estática. Los títulos de la Virgen surgieron del amor de los pueblos, de su experiencia de consuelo y de intercesión. Declarar “inadecuados” algunos de ellos, sin una profunda explicación teológica ni un acompañamiento pastoral cercano, equivale a poner distancia entre la jerarquía y la base creyente.
Además, el documento tiene un tono normativo, poco dialogante. En lugar de ofrecer una reflexión que ilumine la riqueza de los nombres marianos, adopta un lenguaje restrictivo que hiere pero no orienta. Se impone una forma de hablar de María que empobrece la tradición.
Los sectores más críticos afirman que el argumento ecuménico —la necesidad de no incomodar a otras confesiones cristianas— no debe ser razón suficiente para reprimir expresiones genuinas de la espiritualidad católica. La unidad no puede construirse sobre el silencio de una devoción que ha acompañado a los pobres, los enfermos y los perseguidos durante siglos.
Teólogos y obispos reclaman que no hubo una consulta amplia ni un diálogo previo con las iglesias locales, especialmente las hispanoamericanas, en las que la devoción mariana tiene una fuerza arrolladora, insustituible y amorosa. La nota parece escrita desde Roma, pero sin escuchar el pulso del continente.
El efecto inmediato ha sido la inquietud en comunidades que veneran a la Virgen bajo títulos tradicionales. En templos y procesiones se pregunta si aún se pueden usar los nombres de siempre o si se corre el riesgo de contrariar al magisterio y al tufo que baja de Roma. Hya incertidumbre, sobre todo entre los laicos más comprometidos.
El peligro no es teológico sino humano: romper el hilo afectivo que une a millones de fieles con María. Las palabras pueden parecer un detalle menor, pero en la vida del pueblo creyente son signos de pertenencia, memoria y consuelo.
El documento pretende proteger la primacía de Cristo, pero termina opacando a su Madre y confundiendo a quienes la aman. La ortodoxia no debería alcanzarse dejando de lado la ternura y la tradición viva del pueblo.
Negar o desaconsejar el término "Corredentora" ignora la voz multisecular del Magisterio ordinario y del sensus fidei (sentido de la fe de los fieles). Numerosos Papas y santos han utilizado esta expresión a lo largo del tiempo, desde el siglo XV en adelante, para describir la participación única de la Virgen. San Pío X y San Juan Pablo II, entre otros Papas, utilizaron el término con plena conciencia teológica de su significado subordinado. ¿Hay que corregir también a los Papas?
Ramírez de Velasco®



EXCELENTE REFLEXION SOBRE LA CRISIS PLANTEADA POR UN CARDENAL ARGENTINO Y PORNOGRAFO, QUE LE QUITA A MARIA SANTISIMA SU PAPEL PRINCIPAL DE SER CORREDENTORA. ESTO ES BIEN SATÀNICO Y HEREJE.
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