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| Selam |
El 10 de diciembre de 2000 se descubren en el Gran Valle del Rift etíope, los restos fósiles de una niña de la especie Australopithecus afarensis
El 10 de diciembre de 2000 quedaron al descubierto en la depresión de Afar, dentro del Gran Valle del Rift etíope, los restos fósiles de una niña de la especie Australopithecus afarensis, hallazgo realizado por el paleoantropólogo etíope Zeresenay Alemseged, que integraría al registro científico un espécimen de 3,3 millones de años perteneciente a una criatura de aproximadamente tres años de edad.La excavación se desarrolló en el sitio de Dikika, al sur de Hadar, donde previamente se habían encontrado restos célebres de la misma especie. El equipo dirigido por Zeresenay Alemseged trabajaba desde hacía varias campañas en aquel sector, conocido por la presencia de sedimentos del Plioceno que suelen preservar restos en condiciones excepcionales.Los primeros indicios aparecieron como fragmentos incrustados en areniscas endurecidas, lo que obligó a emprender una excavación lenta, sostenida y extremadamente minuciosa. Cada milímetro removido reveló nuevas piezas asociadas, lo que permitió determinar desde etapas tempranas que se trataba de un esqueleto parcial y no de restos aislados.
El hallazgo correspondía a una niña de unos tres años al morir, bautizada posteriormente como Selam. Su preservación resultó notable: el cráneo, la mandíbula, parte del torso, las clavículas, las costillas, vértebras y elementos de las extremidades se encontraban adheridos en un solo bloque sedimentario que requirió años de preparación en laboratorio.
Las características craneales mostraron una combinación de rasgos propios de Australopithecus afarensis, como la pequeña capacidad endocraneana, junto con una morfología facial marcadamente prognata. El hioides, conservado en su estructura, ofreció información relevante sobre el tracto vocal primitivo, diferente del de los humanos modernos.
Las extremidades evidenciaron la adaptación bípeda típica de la especie, aunque con indicadores que sugerían también una aptitud para trepar, lo que reforzó la hipótesis de un comportamiento mixto entre locomoción terrestre y desplazamiento arbóreo. El hombro y la escápula presentaron rasgos infantiles con orientación similar a la de los primates actuales.
El entorno sedimentario permitió estimar que, en el lugar, cuando murió la niña, había un paisaje de cursos de agua y terrenos boscosos, en que convergían especies herbívoras, carnívoros y diversos primates. Los restos de fauna asociados contribuyeron a construir un panorama ecológico coherente con otros hallazgos pliocenos de la región.
La datación se estableció mediante técnicas de estratigrafía y análisis de isótopos volcánicos presentes en las capas que contenían el fósil. El resultado arrojó una antigüedad de 3,3 millones de años, lo que situó a Selam como uno de los individuos infantiles más antiguos y completos del linaje de los homínidos.
Los trabajos posteriores incluyeron tomografías de alta resolución para observar estructuras internas sin alterar el fósil. Estas imágenes permitieron estudiar el desarrollo dental, clave para determinar la edad al morir, y revelar la secuencia de erupción de los dientes, útil para comparaciones con otros homínidos tempranos.
La presentación oficial del hallazgo por Zeresenay Alemseged se concretó tras un prolongado proceso de preparación, análisis y contraste de datos, y añadió al registro fósil un espécimen cuya integridad aportó información anatómica, ambiental y cronológica fundamental para comprender la biología y el desarrollo de la especie Australopithecus afarensis.
Ramírez de Velasco®



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