El diario Al Diyar |
Algunos números que dan a conocer los diarios en árabe no cuadran con lo que debería ser la realidad
Está bien, con los muertos no se jode, es asunto serio, pero, según el diario Al Diyar, que se edita en Beirut, en el último censo de víctimas de la agresión israelí, el Ministerio de Salud en Gaza anunció que el número de mártires desde el inicio de la guerra había ascendido a 16.248, entre ellos 7.112 niños y 4.885 mujeres, mientras el número de heridos superaba los 43.000.
Es curioso, porque siempre da un poco de temor meterse a contar los finados.
Pero cualquiera que sepa sumar, sabrá que 7.112 niños más 4.885 mujeres, le dará exactamente 12.097 muertos. Si se resta este número al total, da 4.151, que serían los hombres que murieron en la guerra. Es decir, los israelíes supuestamente apuntan a las mujeres y los niños. O lo que sería más o menos lo mismo, los hombres se escondieron en alguna parte y por alguna razón, no ponen el pecho a las balas.
Ese diario sostiene que el ejército de ocupación (como llaman a las Fuerzas Armadas Israelíes), libra batallas terrestres con facciones de la resistencia palestina en varias zonas de la Franja sitiada. Pero al parecer los soldados de Gaza están muy bien parapetados porque sus mujeres mueren, ellos se guardan para otra guerra.
Llama la atención también la exactitud de la cuenta, si se tiene en consideración que es un país en guerra, totalmente devastado, sin comunicaciones, casi sin electricidad, sin agua. La gente busca refugio y muchas veces no halla, no tiene comida, hace enormes filas por una botella de agua. Y le sobre tiempo tiempo y ganas de andar contando los finados uno por uno, llevando un registro exacto.
En estas mismas páginas, cuando comenzó el conflicto, se recordó que la primera gran perdedora debía ser la verdad. Pero el uso político de los muertos para generar la lástima del mundo entero, algunos de cuyos líderes piden el cese del fuego de Israel es, al menos un atroz acto de hipocresía.
El 7 de octubre milicianos de Gaza entraron en Israel a sangre y fuego, mataron, violaron, destruyeron lo que podían y de yapa se llevaron rehenes. ¿Qué debieran haber hecho los israelíes?, ¿pedir por favor que les devuelvan los prisioneros?, ¿apelar a las Naciones Unidas para que emitan una resolución?, ¿permitir que el mundo entero se les carcajee en la cara?
Hicieron lo que corresponde en estos casos, golpearon con la mayor dureza posible a un ejército que no combate a cara descubierta, sino que está escondido en cuevas o entre la población. Va otra vez, ¿pretendían que tocaran la puerta de sus vecinos para preguntarles, por favor, si no estaban ahí unos ciudadanos que se les habían perdido?
Todavía hay más de cien rehenes en poder de Hamás, presos inocentes a quienes se hace padecer lo indecible, como si tuvieran la culpa de algo. Israel quiere recuperarlos y destruir al grupo terrorista que los secuestró.
Hamás quiere que todos los israelíes se metan al mar, se ahoguen en forma masiva y desaparezcan para siempre de la faz de la tierra. La mala noticia es que no va a suceder, debieran acostumbrarse, ver si logran por las buenas lo que no tendrán por las malas. Israel seguirá batallando hasta terminar con los grupos extremos que han hecho de la muerte y la destrucción un modo de vida. Al menos eso se ha propuesto.
©Ramírez de Velasco
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