Plazoleta de Orán, en Salta |
A los obispos de Santiago y Buenos Aires, quizás se les escapó un pequeño gran detalle en el aviso que firmaron conjuntamente
En el comunicado que firmaron los obispos Vicente Bokalic Iglic, de Santiago del Estero y Jorge Ignacio García Cuerva para anunciar la transferencia de la primacía de la catedral, quizás se haya deslizado un error que pronto detectarán los historiadores, cuando lo lean.Allí se afirma, en efecto, que “en 1563, por disposición del Rey de España, el antiguo Tucumán se separa de la jurisdicción de Chile y pasa a depender de la Audiencia de Charcas. El documento pontificio que crea aquella nueva jurisdicción eclesiástica, para atender pastoralmente el territorio escindido de Chile, lleva fecha del 14 de mayo de 1570. Desde el inicio la entonces Diócesis del Tucumán comprendía Córdoba, La Rioja, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Salta, Jujuy, Tarija y Nueva Orán. La Catedral de esta Diócesis primera, de lo que luego sería la República Argentina, fue la Iglesia de San Pedro y San Pablo emplazada en el territorio de la hoy Diócesis de Santiago del Estero”.El asunto es que San Ramón de la Nueva Orán, en la provincia de Salta, fue fundada el 31 de agosto de 1794, por el conquistador español Ramón García de León y Pizarro, gobernador de la intendencia de Salta del Tucumán, así que mal pudo pertenecer “desde el inicio”, a la diócesis del Tucumán. El nombre le viene por la fecha, día de San Ramón Nonato, y porque García era de Orán, territorio español en Argelia, África.
De hecho, Orán fue la última ciudad que los españoles fundaron en América.
Hay una anécdota del fundador de la ciudad que es bonita. En 1810 todavía vivía el fundaor de Orán. Las fuerzas patriotas argentinas liberaron la ciudad y lo metieron preso pues se mantenía realista. Fue confinado en Orán, y murió en Chuquisaca en 1815. Cómo no iba a ser fiel al Rey de España, que le dio la posibilidad de inscribir su nombre entre los fundadores de ciudades en América, aunque eso le significara el confinamiento y, dicen, posteriores penurias.
Juan Manuel Aragón
Ramírez de Velasco®
Detalle muuuy interesante.
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