Ir al contenido principal

RECETAS Helados fáciles

El recorte

Se podían hacer en esos recipientes que venían con un motorcito

Estalló el calor del verano y Ramírez de Velasco continúa en su tarea de ayudar a las amas de casa, entregándoles ideas para mejorar su vida familiar, hacer las delicias de los hijos y ser la dulzura del corazón del marido. Aquí va una receta de helados fáciles con la que seguramente los suyos quedarán amándola por siempre, doña.
Ingredientes. 1 litro de leche, 1 chaucha de vainilla, 3 cucharadas soperas de maicena, 3 yemas, 6 cucharadas colmadas de azúcar molida, 3 claras, 100 gramos de crema de leche.
Varios. 2 barritas de chocolate rallado, 1 cucharada de café instantáneo, 2 cucharadas de nueces molidas, ½ vasito de coñac, ½ taza de frutas confitadas picadas.
Preparación. Hervir la leche junto con la vainilla durante unos minutos. Disolver la maicena con unas cucharadas de leche y agregar a la leche. Retirar la vainilla y dejar hervir hasta que se espese. Batir las yemas con el azúcar, agregar poco a poco, la leche espesa fría, seguir batiendo hasta que esté tibia, incorporar la crema batida y, por último, las claras batidas a nieva. Poner en las cubeteras del congelador y dejar helar. Pueden darse otros sabores, agregando, al hervir, los ingredientes mencionados en varios.
Sugerencia. Esta misma crema sirve para hacerse en las máquinas heladoras que se conectan en la heladera y se colocan en el congelador. (Nota del autor. Eran unas heladoras cuyo motorcito siempre se terminaba rompiendo y no se lo hacía arreglar, entonces el recipiente solo se ponía en el congelador para que el helado salga duro como piedra. El motorcito chau).
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

Entradas populares de este blog

HISTORIA La Casa de los Taboada

La Casa de los Taboada, recordada en El Liberal del cincuentenario Por qué pasó de manos de una familia de Santiago al gobierno de la provincia y los avatares que sucedieron en la vieja propiedad Los viejos santiagueños recuerdan que a principios de 1974 se inundó Santiago. El gobernador Carlos Arturo Juárez bautizó aquellas tormentas como “Meteoro”, nombre con el que todavía hoy algunos las recuerdan. Entre los destrozos que causó el agua, volteó una pared del inmueble de la calle Buenos Aires, que ya se conocía como “Casa de los Taboada”. Y una mujer que había trabajado toda la vida de señora culta, corrió a avisarle a Juárez que se estaba viniendo abajo el solar histórico que fuera de la familia más famosa en la provincia durante el siglo XIX. No era nada que no pudiera arreglarse, aunque ya era una casa vieja. Venía del tiempo de los Taboada, sí, pero había tenido algunas modernizaciones que la hacían habitable. Pero Juárez ordenó a la Cámara de Diputados que dictara una ley exprop

RECUERDOS Pocho García, el de la entrada

Pocho García El autor sigue desgranando sus añoranzas el diario El Liberal, cómo él lo conoció y otros muchos siguen añorando Por Alfredo Peláez Pocho GarcÍa vivió años entre rejas. Después de trasponer la entrada principal de El Liberal, de hierro forjado y vidrio, había dos especies de boxes con rejas. El de la izquierda se abría solo de tarde. Allí estaba Juanito Elli, el encargado de sociales; se recibían los avisos fúnebres, misas, cumpleaños. Cuando Juanito estaba de franco su reemplazante era, el profesor Juan Gómez. A la derecha, el reducto de Pocho García, durante años el encargado de los avisos clasificados, con su ayudante Carlitos Poncio. Pocho era un personaje. Buen tipo amantes de las picadas y el vino. Suegro de "Chula" Álvarez, de fotomecánica, hijo de "Pilili" Álvarez, dos familias de Liberales puros. A García cuando salía del diario en la pausa del mediodía lo esperaba en la esquina de la avenida Belgrano y Pedro León Gallo su íntimo amigo Orlando

HOMBRE San José sigue siendo ejemplo

San José dormido, sueña Un texto escrito al calor de uno de los tantos días que el mundo secularizado ideó para gambetear a los santos Todos los días es día de algo, del perro, del gato, del niño, del padre, de la madre, del mono, del arquero, de la yerba mate, del bombo, del pasto hachado, de la madrastra, del piano de cola, de la Pachamama, del ropero, de la guitarra, del guiso carrero, de la enfermera, del abogado, del pañuelo usado. Todo lo que camina sobre la tierra, vuela en el cielo, nada en el agua, trepa las montañas, nada en las lagunas, patina en el hielo, surfea en las olas o esquiva a los acreedores, tiene su día. Nada como un día sin connotaciones religiosas, sólo nuestro, bien masón y ateo, para recordar a los panaderos, a las mucamas, a los canillitas, a los aceiteros, a los carpinteros, a los periodistas a los lustrines, a los soderos, a los mozos, a los vendedores, a los empleados públicos, a los policías, a los ladrones, a los jugadores, a los abstemios y a los tomad