Ir al contenido principal

1986 ALMANAQUE MUNDIAL Explota el Challenger

El fatal desenlace

En esta fecha se produjo el primer accidente fatal con una nave espacial norteamericana en vuelo


El 28 de enero de 1986, el transbordador espacial Challenger explotó a los 73 segundos de lanzado. Murieron los siete miembros de la tripulación cuando la nave se desintegró a14 kilómetros sobre el Atlántico, frente a la costa de Cabo Cañaveral, Florida, a las 11y 39 de la mañana. Fue el primer accidente fatal con una nave espacial norteamericana en vuelo.
Los siete muertos fueron Richard Scobee, comandante; Michael J. Smith, piloto; Ronald McNair, Ellison Onizukay Judith Resnik, especialistas en misiones y Gregory Jarvis, especialista en carga útil y la profesora Christa McAuliffe, especialista en carga útil y maestra.
La misión era el décimo vuelo del orbitador y el vigésimo quinto vuelo de la flota del transbordador espacial. La tripulación tenía previsto desplegar un satélite de comunicaciones y estudiar el cometa Halley mientras estaba en órbita.
Además llevaba al espacio a la maestra de escuela Christa McAuliffe, lo que concitó el interés de la prensa y una cobertura más alta que lo habitual. El lanzamiento y el desastre posterior se vieron en vivo en muchas escuelas de los Estados Unidos.
La causa del desastre fue la falla de los sellos anulares redundantes primario y secundario en una junta en el propulsor de cohete sólido derecho del transbordador. Las bajas temperaturas récord del lanzamiento habían endurecido las juntas tóricas de goma, reduciendo su capacidad para sellar las juntas. Después del despegue, los sellos se rompieron, el gas caliente presurizado se filtró a través de la junta y quemó el puntal de conexión de popa que lo conectaba al tanque de propulsor externo y luego al tanque mismo.
El colapso de las estructuras internas del propulsor externo y la rotación del propulsor que siguió lanzó la pila del transbordador, viajando a una velocidad de Mach 1,92, en una dirección que permitió que las fuerzas aerodinámicas lo destrozaran. Los propulsores se separaron de las estructuras internas ahora destruidas y continuaron volando sin control hasta que el oficial de seguridad del rango los destruyó.
El compartimiento de la tripulación y muchos otros fragmentos del transbordador se recuperaron del fondo del océano después de una operación de búsqueda y recuperación de tres meses.
No se sabe el momento exacto de la muerte de la tripulación, pero se cree que varios miembros de la tripulación sobrevivieron a la ruptura inicial de la nave. El orbitador no tenía sistema de escape, y el impacto del compartimiento de la tripulación a velocidad terminal con la superficie del océano fue demasiado violento para sobrevivir.
Luego del desastre hubo una pausa de 32 meses en el programa del transbordador espacial. El presidente Ronald Reagan creó la Comisión Rogers para investigar el accidente. La comisión criticó la cultura organizacional y los procesos de toma de decisiones de la NASA que habían contribuido al accidente. Los datos de prueba desde 1977 habían revelado una falla potencialmente catastrófica en las juntas tóricas. Ni la NASA ni el fabricante de propulsor de cohete sólido, Morton Thiokol, abordaron el problema.
Los gerentes de la NASA también ignoraron las advertencias de los ingenieros sobre los peligros de los lanzamientos en temperaturas frías y no informaron estas preocupaciones técnicas a sus superiores.
Como resultado del desastre, la NASA estableció la Oficina de Seguridad, Confiabilidad y Garantía de Calidad y dispuso el despliegue de satélites comerciales desde vehículos de lanzamiento prescindibles en lugar de hacerlo desde un orbitador tripulado. Para reemplazar al Challenger, en 1987 se aprobó la construcción del transbordador espacial, Endeavour, y el nuevo orbitador voló por primera vez en 1992.
Las misiones posteriores se lanzaron con propulsores de cohetes sólidos rediseñados y sus tripulaciones usaron trajes presurizados durante el ascenso y el reingreso.
©Juan Manuel Aragón

Comentarios

Entradas populares de este blog

AÑORALGIAS Santiago querido

La Secco Somera lista (a completar), de lo que hay todavía en la ciudad mágica habitada por los santiagueños, sus sueños y saudades Algunas cosas que antes sabía haber en Santiago y no hay más, se perdieron para siempre, consignadas en este sitio para que al menos quede su recuerdo. Esta lista la publiqué hace algunos años en Feibu y los amigos la completaron. 1 Helados “Kay”, más ricos no hay. 2 El auto Unión, (con motor de dos tiempos, como la Zanella). 3 Las heladeras Vol-Suar. 4 Las prohibidas del Renzi (¡Coca!, cuánto amor). 5 La bilz de Secco (la de ahora no es lo mismo, qué va a ser). 6 El Santa Ana, El Águila, empresa Robert, el Manso llegando desde el fondo del saladillo. 7 Cheto´s bar. 8 El peinado batido de las mujeres. 9 El jopo (ha vuelto, pero como mariconada). 10 La nueva ola y los nuevaoleros. 11 El Tuco Bono. 12 El departamento Matará. 13 Panchito Ovejero vendiendo billetes de lotería. 14 La Porota Alonso. 15 La Gorda de Anelli. 16 Tala Pozo. 17 Mi tata. 18 Panadería L

LEYENDA El remís con chofer sin cabeza

Imagen de Facebook de David Bukret Un misterioso auto circula por las calles de Santiago y La Banda: un caso que está dando que hablar en todos lados Un hombre detiene su motocicleta en el parque Aguirre, lleva una mujer atrás, son las 3 de la mañana. Se apean debajo de un eucalipto, justo cuando empiezan a besarse aparece un auto, un remís que los encandila y se queda parado, como esperando algo. Ella pega un grito: “¡Mi marido!”, suben de nuevo a la moto y se van. Antes de irse, el hombre observa que en el remís no hay nadie, parece vacío, pero ya ha acelerado, a toda velocidad y no se va a detener. Ha pasado varias veces, según cuentan los parroquianos en el café con nombre y apellido, en una historia que va pasando de mesa en mesa, repitiéndose todos los días con más detalles. Las mentas hablan de un remís que aparece de manera impensada, no solamente cuando detecta traiciones amorosas, sino que asustó a varios muchachos que andaban trabajando de noche en casas que no eran las suya

EVOCACIÓN El triste final de la Dama de Hierro

Mercedes Marina Aragonés El recuerdo para quien el autor de esta nota llama Dama de Hierro, algunas anécdotas y la apreciación sobre una personalidad controvertida Por Alfredo Peláez No fue el final que posiblemente soñó en sus años de poder y esplendor. Cuando el nombre Nina paralizaba hasta el más taimao. Se fue en silencio, casi en puntas de pie, como vivió sus últimos años. Muy pocos lloraron a Marina Mercedes Aragonés de Juárez, la dama que supo ser de hierro, en tiempos idos. Seguramente coqueteó en esos años con un funeral al estilo Evita, con su féretro en el salón principal de la Casa de Gobierno, o en el Teatro 25 de Mayo, y largas colas de santiagueños para darle el último adiós. Pero solo fueron sueños de diva. Nada de eso ocurrió. Los diarios santiagueños apenas se hicieron eco de su fallecimiento. Al fin y al cabo, más importante eran los 470 años del pago que ella intento domesticar a rienda corta y chicote. Quedarán miles de anécdotas que la tuvieron como protagonista.