Oquei para todo el mundo |
Las iniciales OK se vienen abriendo paso en el mundo desde el 23 de marzo de 1839, cuando aparecieron por primera vez en un periódico norteamericano
El 23 de marzo de 1839, las iniciales “O.K.” se publicaron por primera vez en The Boston Morning Post. Fue concebido como una abreviatura de "oll korrect", una jerga popular que en ese momento escribía mal "todo correcto" (all correct), y se abrió camino de manera constante en el habla cotidiana de los norteamericanos.A fines de la década de 1830, era una práctica favorita entre los círculos más jóvenes y educados escribir mal las palabras intencionalmente, luego abreviarlas y usarlas como jerga cuando se hablaban entre sí. Así como los adolescentes de hoy tienen su propia jerga basada en distorsiones de palabras comunes, en la década de 1830 había una gran cantidad de términos de jerga que se abreviaban. Las abreviaturas populares incluyen "KY" para "No use" ("know yuse"), "KG" para "No go" ("Know go") y "OW" para todo bien ("oll wright").De todas las abreviaturas utilizadas durante ese tiempo, OK saltó a la fama cuando se publicó en el Boston Morning Post como parte de una broma. Su popularidad explotó cuando fue recogido por los políticos contemporáneos.Cuando el presidente Martin Van Buren se presentó a la reelección, sus partidarios demócratas organizaron una banda de matones para influir en los votantes. Este grupo se llamó formalmente “O.K. Club”, que se refería tanto al apodo de Van Buren “Old Kinderhook” (basado en su ciudad natal de Kinderhook, Nueva York), como al término que recientemente se había hecho popular en los periódicos.
Al mismo tiempo, el opositor Partido Whig utilizó el “OK” para denigrar al mentor político de Van Buren, Andrew Jackson. Según los Whigs, Jackson inventó la abreviatura "OK" para encubrir su propio error ortográfico de "todo correcto".
El hombre responsable de desentrañar el misterio detrás de "OK" fue un lingüista norteamericano, Allen Walker Read, profesor de inglés en la Universidad de Columbia, que disipó una serie de teorías erróneas sobre los orígenes de "OK", que van desde el nombre de una popular galleta del Ejército (Orrin Kendall) hasta el nombre de un puerto haitiano famoso por su ron (Aux Cayes), a la firma de un jefe Choctaw llamado Old Keokuk.
Cualquiera sea su origen, "OK" se ha convertido en uno de los términos más ubicuos del mundo y, sin duda, en una de las mayores exportaciones lingüísticas de Estados Unidos.
Hoy lo usan tanto quienes saben inglés como los que nunca oyeron una palabra más que esa, del noble idioma de Guillermo Shakespeare, la lanzan a diestra y siniestra hasta los que se quejan de que los norteamericanos invadieron culturalmente el mundo entero, dándoles la razón en su intento hegemónico.
De nada sirve que se haga notar que hay en el idioma español palabras mucho más bonitas, eufónicas y sobre todo propias, para decir lo mismo como “bueno”, “sí”, “ya va”, “dale”, “ahora”, “meta”, “hagámoslo”, “vamos”. Desde la incorporación de los teléfonos móviles a la vida diaria, el oquei se impuso con la fuerza de un tsunami en las costumbres de todo el mundo.
©Juan Manuel Aragón
"No me dejo influir por los yanquis. ¿OK?"
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