El Golán, con 10 centímetros de nieve |
Los israelíes ansían la paz, pero también quieren tener garantías de que un acuerdo será acatado por las otras partes
*Por Fernando Melnizky
En un contexto de tensiones regionales y desafíos constantes, Israel se encuentra nuevamente en el epicentro de las negociaciones para garantizar la seguridad de sus ciudadanos y buscar estabilidad en una región históricamente convulsa. El reciente acercamiento para alcanzar un acuerdo de alto el fuego con Hezbolá despierta expectativas, pero también plantea interrogantes fundamentales sobre su puesta en marcha y el compromiso real de las partes involucradas.Israel, como nación democrática y con un profundo respeto por los acuerdos internacionales, ha demostrado en repetidas ocasiones su voluntad de negociar incluso con aquellos que históricamente han buscado su destrucción. Sin embargo, la historia enseña que los acuerdos solo son efectivos si son respetados. La experiencia pasada con Hezbolá y otros actores hostiles en la región muestra que los compromisos internacionales pueden convertirse en simples herramientas de reagrupamiento y rearme para quienes no valoran la paz como un fin legítimo.En este sentido, la elección de garantes internacionales para este acuerdo es crucial. España, Francia y Holanda han desempeñado roles importantes en la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano, pero su eficacia en la supervisión ha sido puesta en duda debido a las violaciones constantes de Hezbolá. Estados Unidos, por su parte, ha manifestado un interés renovado en mediar y garantizar el cumplimiento, pero las complejidades de la región exigen más que palabras: se necesita un compromiso firme y acciones concretas.
Mientras las negociaciones avanzan, dentro de Israel surge un debate estratégico. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, ha expresado una posición contundente, argumentando que este podría ser el momento ideal para desarticular definitivamente a Hezbolá. Si bien estas declaraciones reflejan una postura de firmeza, también subrayan la constante disyuntiva entre buscar la paz a través de la negociación o garantizarla mediante una acción militar decisiva.
Israel, consciente de su responsabilidad no solo hacia sus ciudadanos, sino también hacia el equilibrio regional, se encuentra en una encrucijada que exige decisiones estratégicas y calculadas. Cualquier paso en falso podría ser aprovechado por sus enemigos, quienes han tomado nota del poder militar y la determinación del Estado judío tras los recientes enfrentamientos.
Siguen los bombardeos buscando objetivos del Hezbolá en El Líbano
Para que cualquier acuerdo prospere, la comunidad internacional debe asumir un papel activo. Es imprescindible que los garantes no solo supervisen el cumplimiento, sino que también respondan con rapidez y contundencia ante cualquier violación. La experiencia ha demostrado que la falta de acción frente a las agresiones solo fortalece a quienes buscan socavar la estabilidad. Israel, como nación comprometida con los valores democráticos y el respeto por los derechos humanos, ha dejado claro que su objetivo no es perpetuar los conflictos, sino garantizar la seguridad de sus ciudadanos y la paz en la región. Sin embargo, esta paz solo será posible si quienes buscan la destrucción de Israel comprenden que cualquier agresión será enfrentada con firmeza y determinación.
Israel no busca la guerra, pero tampoco permitirá que su pueblo viva bajo la constante amenaza de organizaciones terroristas como Hezbolá. La comunidad internacional tiene una oportunidad única para demostrar que los acuerdos no son solo palabras en un papel, sino compromisos que deben ser respetados por todas las partes. La paz es posible, pero requiere de responsabilidad, vigilancia y acción.
La decisión que tome el gobierno israelí en estos días será crucial no solo para el futuro inmediato del país, sino para la estabilidad de toda la región. Que prevalezca la sabiduría, la justicia y la paz.
*Enviado por Comunidades Plus, desde Israel.
Ramírez de Velasco®
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