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| Edvard Munch (autorretrato) |
El 12 de diciembre de 1863 nace Edvard Munch, pintor noruego cuya obra exploró emociones intensas, símbolos persistentes y atmósferas interiores
El 12 de diciembre de 1863 nació Edvard Munch. Fue un pintor noruego cuya obra exploró emociones intensas, símbolos persistentes y atmósferas interiores que transformaron el modo de representar la experiencia humana en la Europa de fin de siglo. Su producción se extendió por más de seis décadas y dejó imágenes que se volvieron parte del imaginario cultural del mundo. Murió el 23 de enero de 1944 en Ekely, cerca de Oslo.Nació en Löten, condado de Hedmark, en el seno de una familia en que la enfermedad y la religión marcaron la vida cotidiana. Su infancia estuvo atravesada por la muerte temprana de su madre y luego de una hermana, episodios que dejaron en él una impronta emocional que más tarde se manifestaría en su obra.A fines de su adolescencia se trasladó a Christiania, la actual Oslo, donde inició estudios formales de arte. Allí se vinculó con círculos bohemios y literarios que discutían sobre filosofía, libertad creativa y las nuevas corrientes estéticas que comenzaban a circular desde Francia y Alemania. Ese ambiente formó su mirada y lo impulsó a experimentar con colores, líneas y distorsiones.
Durante la década de 1880 viajó a París: conoció de cerca el impresionismo y el postimpresionismo. Observó las obras de Gauguin, Van Gogh y Toulouse-Lautrec, entre otros, y encontró en sus audacias cromáticas una vía para profundizar en la expresión emocional. Ese contacto fue decisivo para la definición de su propio estilo, caracterizado por trazos ondulantes y atmósferas densas.
A comienzos de la década siguiente produjo algunas de las obras que lo convertirían en una figura central del arte europeo. En ese período elaboró escenas que exploraban la ansiedad, el deseo, la enfermedad y el aislamiento desde una perspectiva subjetiva. Entre esas imágenes surgió “El grito”, realizada en varias versiones entre 1893 y 1910, que se transformó en un símbolo de la angustia moderna.
Munch desarrolló además un conjunto de pinturas reunidas bajo el título “El friso de la vida”, concebido como una secuencia sobre el amor, la angustia y la muerte. Dentro de ese ciclo se encuentran obras como “Madonna”, “Vampira” y “Melancolía”, donde los cuerpos aparecen tensos, los escenarios vibran y los colores intensifican la sensación de inestabilidad emocional.
Su trayectoria estuvo también marcada por conflictos personales, problemas de salud y episodios de aislamiento. En diversos momentos se retiró al campo para trabajar lejos del bullicio urbano. Esas etapas de reclusión dieron lugar a paisajes de luz fría, noches nórdicas y escenarios donde la figura humana aparece ensoñada o fragmentada, siempre en diálogo con su entorno natural.
A partir de la década de 1910 vivió largas temporadas en la finca de Ekely, cerca de Oslo. Allí produjo retratos, escenas rurales, estudios de luz invernal y variaciones de obras anteriores. Su trabajo se multiplicó en técnicas diversas, como grabado y litografía, que permitieron versiones nuevas de motivos ya presentes en su pintura.
Durante la madurez siguió participando en exposiciones internacionales y fortaleció su lugar dentro de las corrientes expresionistas emergentes en Alemania y los países nórdicos. Mantuvo un ritmo constante de producción, revisó temas antiguos, incorporó otros y consolidó una obra amplia que abarca miles de piezas distribuidas en museos y colecciones de Europa y América.
Dejó pinturas, grabados y dibujos cuya cantidad supera varios miles de obras, conservadas hoy en museos como el Museo Munch de Oslo y la Galería Nacional de Noruega.
Ramírez de Velasco®


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