Fila en la Argentina |
Improbable diálogo entre el policía apostado en la puerta de un banco y un cliente que fue a pagar una deuda
—Buenos días, señor, ¿me da permiso para entrar?
—Disculpe, ¿usted quién es?
—Soy un cliente de este lugar y vengo a pagar mi deuda.
—Ah, no entonces va a tener que formar fila.—Disculpe, capaz que no me entendió, le dije que vengo a pagar.
—Sí, los que vienen a pagar tienen que hacer fila.
—O sea, vengo a pagar, algo que hace poca gente y en vez de tratarme bien, me obligan a una fila de al menos una hora.
—Sí señor.
—¿Y usted quién es?—Soy el policía encargado de hacer que la gente forme fila.
—¡Pucha!, ¿usted viene a ser un combatiente del delito?
—Se podría decir que sí.
—¿Y nos ordena a nosotros que formemos fila para pagar?
—Sí señor.
—¿Usted cree que estamos cometiendo un delito?
—No, por supuesto que no, pero es lo que me mandaron a hacer.
—Entonces póngame al habla con el dueño de este banco.
—Le puedo entregar el libro de quejas...
—Quiero hablar con el dueño.
—… o llamar un gerente.
—Traigamé al dueño, quiero al dueño.
—Le puedo traer un gerente, pero, por favor córrase que los demás quieren entrar.
—No quiero correrme, he venido a pagar.
—Bueno, esa gente también ha venido a pagar, pero no tenemos personal suficiente para atender a todos con prontitud.
—Ahá, y yo tengo problemas con la úlcera.
—Es su problema señor.
—También es problema de ustedes si el personal es suficiente o insuficiente.
—Es que faltaron muchos empleados y el resto no se da abasto con el trabajo.
—Le repito, sigue siendo un problema suyo, pero, por favor, traiga al dueño de este lugar así le pido ser atendido rápidamente.
—No puedo, a lo sumo llamaré a mi jefe, para que vea cómo lo remueve a usted.
—¡Oiga!, no se propase. Soy un cliente de este banco, vengo a pagar mi deuda y usted me quiere obligar a hacer una fila.
—Claro, para pagar.
—Pero yo no vine a hacer fila, vine a pagar y en ese caso me veré obligado a marcharme sin pagar.
—Es dueño de hacerlo.
—Usted será el responsable de mi mora con el banco.
—No, usted, porque no quiere formar fila.
—Diga lo que quiera.
—Eso hago. Ahora le dirá una última cosita.
—¿No tiene pena de usted mismo, impidiendo que la gente pague sus deudas, obligándola a hacer fila?
—No, retírese, por favor.
—Adiós, cuando vengan por la deuda, les enviaré una horda de famélicos abogados a que se la cobren a usted.
—Dígales que vengan de a uno.
—Así lo harán.
©Juan Manuel Aragón
A 7 de noviembre del 2023, en Ayuncha. Campeando la majada
En cada caso de filas o colas de trámite, cualquiera que sea el propósito de ellas, hay responsables, inoperantes e incapaces, que deberían responder por la pérdida de productividad y la afectación a la salud que causan a los cientos que tienen que someterse a tal abuso.
ResponderEliminarClaro que para que alguien de cuenta por las consecuencias de su irresponsabilidad e incapacidad, esos cientos de afectados tienen que alzar su voz y reclamar.
De lo contrario serán tratados como ovejas de un rebaño.
Esos responsables tienen que ser expuestos con nombre y apellido.
Exacto.
EliminarEl hilo se corta siempre por la parte más delgada: Si el banco no invierte en más personal ni mejora su sistema, que se embrome el cliente; después de todo, nunca se queja. El cliente sí se queja, pero ante el empleado de la empresa de seguridad, que no tiene una relación laboral con el banco. Por cualquier cosa, para los gerentes, el sistema funciona muy bien, pues el libro de quejas sigue limpito y no hay gente formando fila de horas y horas para quejarse ante los temidos gerentes y jefes. En este caso, a lo sumo, el empleado de seguridad le comentará a su jefe, y ese jefe de la empresa de seguridad se quedará tranquilo, pues su contrato no es para llevarle problemas al banco, sino para que su personal sea testigo en caso de asalto y para que haga formar fila al rebaño.
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