Barba Azul |
El 26 de octubre de 1440, muere Giles de Rais, Barba Azul, en la hoguera; era un barón bretón, mariscal de Francia y hombre rico
El lunes 26 de octubre de 1440, murió en la hoguera Giles de Rais, en Nantes, Francia, también conocido como Barba Azul. Nacido en setiembre u octubre de 1404 en Champtoncé, Francia, fue un barón bretón, mariscal de Francia y hombre rico cuya distinguida carrera terminó en un célebre juicio por satanismo, secuestro y asesinato de niños. Su nombre se relacionó más tarde con la historia de Barba Azul.Desde temprana edad se distinguió militarmente, luchando primero en las guerras de sucesión del ducado de Bretaña en 1420 y luego para la duquesa de Anjou contra los ingleses en 1427.Fue asignado a la guardia de Juana de Arco y libró varias batallas en a su lado, incluido el relevo de Orleans en 1429. La acompañó a Reims para la consagración de Carlos VII, que lo nombró mariscal de Francia. Continuó sirviendo en la guardia especial de Juana de Arco y estuvo a su lado cuando París fue atacada. Tras su captura, se retiró a sus tierras de Bretaña.Había heredado extensos dominios tanto de su padre como de su abuelo materno (Guy de Laval y Jean de Craon, respectivamente) y también se había casado con una rica heredera, Catalina de Thouars, en 1420.
Mantuvo una corte más lujosa que la del rey, disipando su riqueza en la decoración de sus castillos y el mantenimiento de un gran séquito de sirvientes, heraldos y sacerdotes.
Fue un generoso mecenas de la música, la literatura y los espectáculos, en uno de los cuales figuró (El misterio de Orleans).
Cuando su familia obtuvo un decreto del rey en julio de 1435 que le impedía vender o hipotecar el resto de sus tierras, recurrió a la alquimia. También desarrolló un interés por el satanismo, con la esperanza de obtener conocimiento, poder y riquezas invocando al diablo.
Acusado del secuestro, tortura y asesinato de más de 140 niños, fue arrestado en septiembre de 1440 y llevado a juicio en Nantes, primero ante un tribunal eclesiástico bajo la dirección del obispo de Nantes y luego ante un tribunal civil. Al principio se negó a declararse culpable, pero, cuando lo amenazaron con la excomunión, reconoció la autoridad del tribunal y se declaró inocente.
Fue condenado por herejía por el tribunal eclesiástico y condenado a muerte por asesinato por el tribunal civil. Su confesión, su arrepentimiento y la resignación con la que acudió al ahorcamiento fueron aclamados en su momento como ejemplo de penitencia cristiana.
Los escépticos han señalado las numerosas irregularidades del proceso, el interés financiero del duque de Bretaña en su ruina y el hecho de que confesó bajo amenaza de tortura y excomunión.
©Juan Manuel Aragón
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