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| El perdido hábito que hacía al monje |
El hábito no es moda ni capricho sino signo de obediencia y humildad que recuerda a quién sirve el consagrado y a quién representa
Suele transitar por las calles de Santiago del Estero un sacerdote franciscano (al menos eso es lo que dice que es), a veces vestido con camiseta de un club de fútbol, el Barcelona, San Lorenzo, lo mismo es. Dicen que la sotana es una formalidad inútil, que no es necesario porque, total, Dios vé el interior de cada uno y no se fija en cómo va vestido.Otros sostienen que es una moda antigua, y se deben abandonar esas cuestiones mínimas. Estas opiniones podrían resumirse en una palabra argentina, puesta de moda hace unos años en la televisión: “Segual”.
Va un recordatorio, para ese cura y el resto de los religiosos, de lo que creen quienes son católicos, así por lo menos evitan andar vestidos como hippies o hinchas del Barcelona.Para empezar, la sotana y el hábito recuerdan que el sacerdote o monje ha renunciado al mundo para pertenecer enteramente a Cristo, como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica sobre la vida consagrada. Es decir, si tienen las manos consagradas, no son iguales al resto de la gente, lo lamento por ellos y por todos los que creen que da lo mismo.
Advertencia antes de seguir. Esta es una nota larga con argumentos que seguramente no le van a gustar, si está dispuesto a enfrentar su pensamiento con algo que no le gusta, quédese hasta el final. Si es de los que no tienen tiempo de leer porque es una pasión inútil, abandone ya mismo este escrito y opine lo que quiera de este sitio. Bueno, dicho, lo dicho, adelante.
En nuestro club al menos, la sotana y el hábito identifican al sacerdote con Cristo crucificado: Al vestir como en tiempos de Jesús, evocan la túnica sin costura, que nombra el evangelista Juan, en el capítulo 19, versículos 23 y 24, simbolizando la entrega total y la pobreza evangélica.
Pero, además, es un testimonio público de fe. Como que, en una sociedad secularizada, el hábito es un "signo visible" que proclama la presencia de Dios en el mundo, invitando a la oración y la conversión. No se debe usar solamente para que la gente diga “mirá Robertito, ahí va un cura”, sino porque proclama —no simboliza— la presencia de Dios.
Es, por si fuera poco, el uniforme de la milicia espiritual. San Pablo habla de la "armadura de Dios", pues la sotana representa la lucha contra el mal, visible para fieles y no creyentes. En el capítulo 6, versículo 11, de la carta a los efesios, san Pablo les recomienda: “Revestíos de la armadura de Dios, para poder resistir las asechanzas del diablo”.
Ahora los curas se visten de remeras de marca, de pantalones vaqueros de última moda, se olvidan de que la sotana promueve la humildad y pobreza, ya que el diseño simple y estandarizado evita las vanidades personales. Sirve, de paso, para recordar las bienaventuranzas y la famosa opción preferencial por los pobres. Lo dice san Mateo en el capítulo 5, tercer versículo: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. Después no culpen a esta paginita de cosas que nada que ver.
Pero hay más, el hábito y la sotana facilitan la obediencia a la tradición eclesiástica. Porque si usted habla como cura, estudió para cura, lo ordenaron de cura y se viste como cura, entonces es cura y no otra cosa. No es un profesor universitario que en sus ratos libres oficia misas y esas cosas, no es un repartidor de alimentos, no es un manifestante de ningún gobierno. No señor. Si es cura, debe hacer solamente cosas de cura y el hábito lo ayudará a no salirse del camino.
Vamos a otra razón para usar sotana. Oiga, con esa vestimenta protege la identidad sacerdotal. Por otra parte, evita confusiones con laicos, reforzando el ´alter Christus´ y el respeto debido al ministro ordenado. ¿Qué es eso? Va resumido (muy): Alter Christus significa “otro Cristo”, pues el sacerdote, por el sacramento del Orden, queda configurado con Cristo para actuar en su nombre, especialmente en los sacramentos. Representa visiblemente al Buen Pastor y está llamado a imitar su vida, servir con humildad y hacer presente a Cristo en el mundo.
¿Quiere más ventajas del uso de la sotana? Bueno, ahí va otra: fomenta la vida de oración continua, pues el hábito constante recuerda la necesidad de "orar sin cesar", convirtiendo cada momento en ofrenda, es un signo de castidad consagrada protegiendo contra tentaciones mundanas, una a la comunidad religiosa pues todos visten igual, promoviendo la fraternidad y eliminando distinciones sociales, como en las reglas monásticas, empezando por los benedictinos, por supuesto.
Es un signo de educación permanente del catecismo. Para niños y jóvenes, ver el hábito enseña visualmente sobre vocaciones, como recomendaba san Juan Pablo II. En el Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, de 1994, dijo: “El sacerdote debe ser reconocible, incluso por su modo de vestir, como hombre de Dios y dispensador de sus misterios”. Agregó: “El traje eclesiástico, según las normas de la Conferencia Episcopal y las legítimas costumbres locales, es signo de su consagración y testimonio de su misión”. Si quiere más claro, agréguele agua.
También es protección espiritual en el ministerio. Hay que decirlo, santos como San Juan María Vianney atribuían al hábito una "bendición especial" que repele influencias negativas.
Por otra parte, aunque a usted no le guste, don, doña, la sotana, el hábito, imponen respeto social y autoridad moral. En muchas culturas, entre ellas la argentina, el hábito solía generar reverencia inmediata, facilitando el apostolado en hospitales, cárceles y calles. Si alguien se está por morir, antiguamente se llamaba a un sacerdote para que la administrara la Extremaunción. Si va vestido como hincha de fútbol, nadie lo llamará.
Por otra parte, es un contraste con la moda efímera, facilita el recogimiento interior, ayuda en momentos de crisis personal, promueve la caridad efectiva y es un testimonio histórico de la Iglesia.
Usar el hábito es un mandato de los superiores y carisma fundacional. Le cuento, hay órdenes como la de los dominicos, franciscanos o jesuitas que incluyen el hábito en sus constituciones. No solamente eso, obedecerlo es virtud teologal.
Por último, como signo escatológico la sotana anticipa la "túnica blanca" de los redimidos, , recordando que la vida religiosa es preparación para el Cielo. El terrible libro del Apocalipsis, en el versículo 7 del capítulo 9, dice: “Después de esto miré, y vi una muchedumbre inmensa, que nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos”.
Anécdotas
Le cuento algunas anécdotas verídicas sobre el uso de la sotana, para que vea que no son macanas lo que se trata aquí.
** San Juan Bosco contaba que, cuando empezó a trabajar con los jóvenes en Turín, muchos sacerdotes ya se vestían “a la moda”. Él siguió con sotana. Un día, un grupo de obreros lo defendió de una burla diciendo: “Dejen al cura tranquilo, al menos todavía se viste como cura”. Desde entonces afirmaba que la sotana “predicaba antes que la palabra”.
** El Padre Pío jamás se quitó el hábito franciscano. En tiempos de persecución y sospechas, decía: “Este hábito me juzga todos los días”. Entendía que el hábito era su examen de conciencia constante y que renunciar a él era diluir su identidad como hijo de san Francisco.
** Los siete monjes secuestrados y asesinados en Tibhirine (Argelia), en 1996, nunca dejaron de usar su hábito blanco, pese a la tensión islámica. Lo hacían para que los vecinos musulmanes supieran que seguían ahí, orando por ellos. Su hábito era su modo de “decir presente” sin palabras.
** En los años setenta, en Polonia, un sacerdote relató que los agentes del régimen lo insultaban por usar sotana en público. Les respondió: “Me la quito cuando ustedes dejen su uniforme”. Sabía que su sotana era también su “uniforme del Evangelio” y signo de libertad ante el poder político.
** Se cuenta que san Juan Pablo II, siendo Papa, vio a un sacerdote joven de Roma vestido de civil. Lo saludó con afecto, pero le dijo en voz baja: “Padre, si usted se viste como todos, ¿cómo sabrán los pobres a quién acudir cuando necesiten un sacerdote?”. El joven volvió a usar sotana.
** En una ruta del norte de la Argentina, un cura que viajaba con sotana fue detenido por la policía para asistir espiritualmente a un moribundo. Uno de los oficiales luego comentó: “Si no lo hubiéramos visto así, no habría sabido que que era cura”. La prenda permitió que un hombre recibiera los últimos sacramentos.
** Durante la última guerra en Siria, una hermana franciscana relató que el hábito marrón les salvaba la vida: “Los soldados de todos los bandos sabían que éramos monjas. Nuestro hábito era nuestra bandera blanca”. La visibilidad del hábito les permitió seguir atendiendo heridos sin ser atacadas.
Y eso es todo lo que tengo para decir.
Juan Manuel Aragón
A 25 de noviembre del 2025, en Yacu Chiri. Pegándome un baño.
Ramírez de Velasco®



"No sólo hay que ser. También hay que parecer".
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